Page 35 - 19 Marie Curie
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de los rayos catódicos producidos en ellos. El científico observó
      que, además de los rayos catódicos, en el tubo se producían otros
      tipos de rayos.
          Roentgen los denominó «rayos X», el símbolo por antonoma-
      sia de las variables desconocidas, porque tenían unas propieda-
      des que los diferenciaban de todos los rayos conocidos hasta
      entonces. Por ejemplo, permitían ver los huesos sin causar daños
      en los tejidos que los rodean, capacidad que Roentgen puso de
      manifiesto en la radiografía más famosa de la historia,  la que
      muestra la mano de su esposa Be1tha con un anillo en el dedo
      anular. Las propiedades de estos rayos eran tan fascinantes que
      su popularidad desbordó el ámbito científico y ocupó las porta-
      das de todos los periódicos. De inmediato se planteó la posibi-
      lidad de emplearlos en medicina, tanto para diagnóstico como
      para tratamiento.  Se  debatió incluso si,  dada su capacidad de
      revelar cosas ocultas, su uso podría atentar contra el honor y el
      decoro de las damas.
          En laboratorios de todo el mundo se desató una fiebre por
      descubrir rayos de propiedades singulares que los hicieran tan
      fascinantes como los rayos X. Apenas un mes después de que su
      descubridor los diera a conocer, el 20 de enero de 1896, los rayos
      X fueron presentados oficialmente en París por el presidente de
      la Academia de Ciencias francesa, Henri Poincaré. El prestigioso
      científico apuntó la posibilidad de que hubiera una relación entre
      los rayos X y la fosforescencia, la capacidad de algunas sustancias
      de emitir luz tras haber sido iluminadas. Entre los investigadores
      franceses que asistieron a la presentación se encontraba Henri
      Becquerel, miembro de una dinastía dedicada al estudio de los
      fenómenos de fosforescencia.
          El interés de la familia Becquerel por este tipo de fenóme-
      nos surgió en un viaje a Venecia realizado por el abuelo de Henri,
      Antaine (1788-1878), durante el cual quedó impresionado por la
      fosforescencia del mar: Por sus estudios sobre la electricidad,
      Antaine  llegó  a  ser miembro  de  la Royal  Society inglesa,  un
      honor reservado a muy pocos extranjeros. También fue el primer
      Becquerel que dirigió el laboratorio de Física Aplicada del Museo
      de Historia Natural de Francia, cargo que habrían de ostentar de






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