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tro de Hanóver, Andreas Gottlieb von Bemstorff, en la que infor-
                    maba de que el emperador le había ofrecido acceso a su biblioteca
                    particular, pues pensaba que una historia de la casa de Brunswick-
                    Luneburgo no podía hacerse sin hacer una historia del Imperio.
                        A pesar de las continuas recriminaciones, el trabajo realizado
                    por Leibniz empezó a dar sus frutos.  En junio de 1707 apareció
                    el primer volumen de Scriptorum brunsvicensia iUustrantium,
                    editado por el p_ropio Leibniz.  Tuvo que pagar a sus ayudantes,
                    adelantar los costes de imprenta del segundo volumen y comprar
                    una serie de ejemplares para ser distribuidos, gastos que recuperó
                    con bastantes esfuerzos.
                        El segundo volumen salió en 1710, un año bastante prolífico
                    para Leibniz,  pues también publicó  el primer número. de Mis-
                    ceUanea Berolonensia, la revista de la Academia de Berlín, y una
                    de sus principales obras filosóficas, la Teodicea.  El año siguiente
                    apareció el tercer volumen de la historia.
                        Leibniz había previsto que la historia se completara con otros
                    dos volúmenes. A finales  de 1714 terúa previsto terminar el pri-
                    mero, que llegaria hasta los comienzos de la casa actual, y el se-
                    gundo volumen en breve después de este. Pero por desgracia, su
                    muerte impidió que la historia se completara. No obstante, en 1749
                    su secretario Eckhart publicó cuatro volúmenes sobre el origen de
                    los güelfos como introducción a la historia.
                        Una vez que el rey Jorge I estaba en su trono, Leibniz intentó
                    ser nombrado historiógrafo de Inglaterra, pues aducía que en su
                    estudio había tenido que investigar también aspectos de las casas
                    inglesas. Pero no logró el puesto porque le quedaba poco más de
                    un año de vida, y en ese momento el rey no confiaba en que pu-
                    diese terminar la historia de la casa de Brunswick-Luneburgo por
                    las múltiples actividades que realizaba.
                        En 1703 había conseguido de la reina Sofía Carlota la patente
                    para la sedicultura en Prusia,  a fin  de financiar la Academia de
                    Berlín, tema que siempre tuvo presente, pues en 1 707 presentó un
                    escrito al rey con nuevos métodos para drenar pantanos, de forma
                    que parte de los beneficios repercutieran en la sociedad.
                        Leibniz aspiraba a muchos puestos vacantes. En 1 704 solicitó
                    ser vicecanciller de Hanóver, pero el elector pensaba eliminar el





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