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las leyes cartesianas de conservación del movimiento, al mismo
tiempo que promovía su idea de fuerza viva, germen de la energía
cinética. La obra no fue publicada hasta 1846.
En 1714, Leibniz escribió en Viena dos de sus trabajos: Prin-
cipios de la naturaleza y de la gracia, J1,,1,ndados en la razón,
publicado en 1718, y sobre todo la Monadología, obra de su etapa
de madurez, en la que presentaba, de forma bastante esquemática,
un resumen de toda su filosofía. Fue escrita para su amigo Nico-
las Remond, quien años antes había animado a Leibniz a escribir
sobre la teología natural china. Redactada en francés, no tenía
título y el editor que la publicó por primera vez en 1720, por cierto
en alemán, fue el que se lo puso.
En ambas obras presentó su idea de sustancias simple y com-
puesta. En el primer punto de la Monadología podemos leer:
La mónada de que hablaremos aquí no es otra cosa que una sustancia
simple, que forma parte de los compuestos; simple, es decir, sin partes.
Y en el punto tercero la ejemplifica en la naturaleza:
Ahora bien, allí donde no hay partes tampoco hay extensión, ni figu-
ra, ni divisibilidad posibles. Y estas mónadas son los verdaderos
átomos de la naturaleza y, en una palabra, los elementos de las cosas.
[ ... ] Cabe afirmar, por lo tanto, que las mónadas no pueden comenzar
ni acabar más que de repente, esto es, no pueden comenzar, a no ser
por creación, ni acabar, a no ser por aniquilación; lo que es compues-
to, por el contrario, comienza o acaba por partes.
Presenta estas mónadas como una especie de puntos meta-
físicos sin forma ni tamaño. Por tanto, deben diferenciarse en al-
guna cualidad para dar lugar a formas diferentes al componerse.
Además, no cambian por ningún agente externo, sino por causas
internas. Llama percepción al estado de relación de cada mónada
con las demás, y al proceso interno que hace cambiar la percep-
ción lo llama apetición o apetitos.
A partir de estos conceptos divide las mónadas en tres clases:
mónadas que solo tienen percepción sin conciencia; mónadas en
144 NO SOLO DE MATEMÁTICAS SE NUTRE EL GENIO