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Federico V, rey de Bohemia, y de Isabel Estuardo, princesa de Ba-
                    viera, Escocia e Inglaterra, además de nieta de Jacobo I de Inglate-
                    rra y V de Escocia. Por lo tanto, por línea directa, fue pretendiente
                   " al trono de Gran Bretaña, pues era la descendiente protestante
                    más directa de la reina de Inglaterra y solo su muerte, dos meses
                    antes que la reina Ana Estuardo, impidió que gobernara. Su hijo
                    Jorge Luis llegó a alcanzar el trono de Inglaterra con el título de
                    Jorge l.
                        La relación de Leibniz con Sofía se fue haciendo más estre-
                    cha con los años y llegaron a tener una gran amistad. La princesa
                    tenía unas grandes inquietudes intelectuales que abarcaban mul-
                    titud de temas y sobre los que  discutía,  con un alto nivel,  con
                    Leibniz, de lo que da fe la amplísin1a correspondencia existente.
                    La propia Sofía comentó que le era de gran agrado la correspon-
                    dencia que mantenía con Leibniz, así como sus encuentros. Tra-
                    taban principalmente temas de religión, política y filosofía, temas
                    que había tratado con el duque Juan Federico, pero por los que su
                    sucesor no mostraba ningún interés.
                        Leibniz fue  ratificado  en sus ocupaciones,  y realizó un in-
                    forme para el nuevo duque comentando detalles de su carrera, lo
                    que hoy diríamos su currículo, y una serie de proyectos que tenía
                    en mente. Propuso ampliar la biblioteca ducal con un laboratorio
                    y un museo y la creación de una imprenta ducal.  En un escrito
                    dirigido al prin1er ministro, Franz Emest von Platen (1631-1709),
                    se ofreció para elaborar una historia de la casa de Brunswick-
                    Luneburgo. Seguramente no era consciente del berenjenal en el
                    que se metía, ya que ese proyecto lo martirizó el resto de su vida.




                    NUEVOS PROYECTOS

                    A pesar de los múltiples encargos que recibía del duque, Leibniz
                    tenía fuerzas y capacidad para seguir produciendo avances en
                    muchos aspectos de la ciencia. En 1681 Otto Mencke visitó Ha-
                    nóver y se reunió con Leibniz para hablar sobre la edición de la
                    revista Acta Eruditorum, y le solicitó que enviase alguno de sus





         74         Y EL CÁLCULO SE  HIZO
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