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MENDELÉYEV: LA ORDENACIÓN DE LOS  ELEMENTOS


        Unas décadas antes del comienzo del siglo xx,  un extravagante
        químico ruso, de nombre Dmitri Ivánovich Mendeléyev, dio a co-







             DMITRI IVÁNOVICH MENDELÉYEV
             Dmitri Mendeléyev (1834-1907) nació en
             una pequeña ciudad siberiana en el seno
             de una numerosa familia. Era el hijo me-
             nor, y sentía especial devoción por la en-
             tereza de su  madre, que se  encargó del
             negocio familiar de fabricación de cristal.
             Al  quemarse la  fábrica, su  madre gastó
             los ahorros en llevar a  Mendeléyev a la
             universidad. No pudo ser Moscú, sino que
             fue  en  San  Petersburgo,  donde a  los
             veintitrés años ya era catedrático de quí-
             mica. Como tantos otros químicos de su
             época, asistió al  primer Congreso  de
             Karlsruhe, y quedó impresionado con los
            · trabajos de Cannizzaro acerca del peso
             atómico de los elementos. En 1869 publicó Principios de química, que conte-
             nía la famosa tabla periódica de los elementos. Posteriormente, viajó a Estados
             Unidos para estudiar las formas de extracción del petróleo. Con los años co-
             menzaron los honores y distinciones, como los doctorados honoris causa en
             Oxford y Cambridge. Viajero infatigable, en 1902 visitó en París al  matrimonio
             Curie, pero nunca admitió la  radiactividad. Para él  era simplemente energía,
             una propiedad de algunos átomos, que seguían siendo indivisibles.

             La  tabla periódica
             La  célebre tabla  periódica de 1869 estaba  basada en  las  propiedades que
             aparecen en los elementos de forma regular, desde los más ligeros (el hidró-
             geno) a los más pesados (el uranio). Al construir la tabla, aparecieron huecos
             que Mendeléyev pronosticó con los prefijos «eka»,  «dvi» y  «tri» según fuera
             su distancia al último elemento conocido en su mismo grupo. Así, el germanio
             fue llamado «ekasilicio» hasta su descubrimiento en 1886, y el renio, «dviman-
             ganeso» hasta 1926. Los  más conocidos fueron el «ekaboron»  (escand ia),
             «ekaluminio» (galio), «ekamanganeso» (tecnecio) y el  mencionado germanio.
             Sus nombres se deben, obviamente, a cuestiones políticas.








                          EL LEGADO DE DAL TON.  LA EXPLOSIÓN ATÓMICA DEL SIGLO XX   123
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