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EL CENTRO DEL UNIVERSO
En el sistema aristotélico, la Tierra ocupa necesariamente el centro del univer-
so. En el caso de que el planeta estuviera desplazado de dicho centro, todos
los elementos pesados se acabarían precipitando sobre él (dado que el ele-
mento tierra tiene esa tendencia interna a dirigirse hacia el centro), de modo
que al final la Tierra volvería a ocupar el lugar que de hecho le corresponde.
Para Aristóteles es inconcebible imaginar la Tierra suspendida en los cielos
sin que se acabara precipitando sobre el centro. En ese cosmos solo existe,
por tanto, un único centro de gravedad que proporciona una direccionalidad
(arriba y abajo) absoluta. La física aristotélica, que interpreta la gravedad
como una tendencia interna, apuntaló la cosmovisión geocéntrica. La física
moderna dio al traste con esta vinculación entre centro del universo y centro
de gravedad. Con la teoría de la gravitación universal, Newton mostró que en
realidad toda materia es un foco de atracción gravitatoria, de modo que exis-
ten una pluralidad de centros o focos. En la práctica, esto suponía que la
Tierra no tenía por qué ocupar necesariamente esa posición privilegiada. La
física moderna dejó de apoyar, por tanto, la concepción geocéntrica.
Mode1o·aristotélico del universo. La concepción de unas esferas en las que se alojarían los planetas
y astros fue del matemático griego Eudoxo (ca. 400 a.C.-ca. 350 a.C.).
EL TELESCOPIO Y LA REVOLUCIÓN ASTRONÓM ICA 53