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ARQUÍMEDES Y EL INFINITO

              El Método de Arquímedes (siglo 111
              a.C.) se consideró perdido duran-
              te siglos.  Se  sabía,  por diversas
              referencias, que en él el autor des-
              cribía  los razonamientos físicos
              que le habían permitido conjetu-
              rar  teoremas  geométricos  que
              después demostraría  con  todo
              rigor lógico en  sus  otros libros.
              Sin embargo, el contenido exacto
              de la  obra permaneció descono-
              cido  hasta  1906  cuando,  para
              gran sorpresa de todos, por pura
              coincidencia, se descubrió en Es-
              tambul una copia de la  obra. Se
              trataba  en  realidad  de  un  pa-
              limpsesto, es decir, un códice es-
              crito en pergamino que había sido
              borrado (por suerte imperfecta-
              mente) y reutilizado en la confec-
              ción de un manuscrito diferente.
              Las técnicas de 1906 permitieron
              reconstruir una  parte de la  obra
              original, pero varios fragmentos
              no pudieron ser recuperados en
              aquel momento. El  trabajo reco-  Arquímedes por Jean Goujon. Fachada del palacio
              menzó a principios del  siglo xx1,   del Louvre, París.
              cuando un grupo de expertos, uti-
              lizando técnicas modernas de iluminación y de análisis de imágenes, lograron
              avanzar en el desciframiento de El Método. Parte de lo que descubrieron su-
              giere que Arquímedes trabajó explícitamente con el infinito en acto. La histo-
              ria  está narrada en El código de Arquímedes, de R.  Netz y  W.  Noel. Según
              estos expertos, para comparar el  volumen de dos cuerpos,  Arquímedes los
              suponía cortados en infinitas lonjas de ancho infinitesimal y concluía que am-
              bos volúmenes eran iguales porque era posible emparejar las  tajadas que
              formaban uno de ellos con las tajadas que formaban al  otro. Esto implica, no
              solo trabajar con el infinito en acto, sino también admitir la comparación entre
              dos infinitos mediante el  emparejamiento de sus componentes, como haría
              Cantor a finales del siglo x1x. Si  estos descubrimientos se confirman, habrá que
              reescribir una parte de la  historia del infinito y otorgarle a Arquímedes, antes
              que a Cantor, la  prioridad por la introducción del infinito en acto.








        24          LA CRISIS DE  LOS FUNDAMENTOS
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