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EL INFINITO DE CANTOR

        En 1870, Georg Cantor era un joven y desconocido matemático que
        comenzaba a hacer sus primeras investigaciones en la Universidad
        alemana de Halle; había estudiado en Berlín, que en aquella época
        era uno de los centros de investigación matemática más in1portan-
        tes del mundo ( otros centros destacados de la época eran Gotinga,
        también en Alemania, y París). Allí,  en Berlín, entre 1867 y 1869
        Cantor había hecho sus primeros trabajos bajo la  dirección de
        Leopold Kronecker, quien años más tarde se transformaría en su
        peor enemigo. Esos primeros trabajos de investigación no inlpre-
        sionaron mucho a sus profesores, quienes incluso opinaron que
        Cantor jamás llegaría a crear una obra genuinamente original o
        que dejara huella en la historia de las matemáticas ( opinión errada,
        si alguna vez hubo alguna).  Y es así que,  en 1870,  Cantor debió
        trasladarse del centro principal de Berlín a la periferia de Halle.
            Cuando un matemático investiga, su objetivo es siempre la re-
        solución de un problema específico.  Incluso hoy en día,  si se le
        pregunta a un matemático en qué tema está trabajando, su res-
        puesta seguramente consistirá en el enunciado del problema que
        está intentando resolver. Para entender el problema que estudiaba
        Cantor en 1870 debemos hablar brevemente de las series de Fourier.
            A  principios  del  siglo  XIX  el  matemático  francés  Joseph
        Fourier desarrolló un método que le permitía descomponer cual-
        quier onda periódica en una sun1atoria de ondas elementales es-
        pecíficas (todas las cuales resultan de modificar la amplitud, la
        frecuencia o la fase de una onda inicial única). Fourier utilizó este
        método  con gran éxito para estudiar fenómenos  ondulatorios
        como la propagación del calor o la vibración de una cuerda. Como
        estas sumatorias normalmente involucran una cantidad infinita
        (en potencia) de ondas, y en matemáticas a una sumatoria infi-
        nita se la suele llamar una «serie», a este método se le dio el nom-
        bre  de  «series  de  Fourier».  Actualmente  sigue  siendo  una
        herramienta esencial en muchas ramas de las matemáticas, así
        como de la física y de la ingeniería.
            En la década de  1860, tan1bién en Halle, el matemático ale-
        mán Eduard Reine trabajaba en el problema de determinar si la





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