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pero puede ocurrir con tres o más. Pascal le preguntó a Fermat:
                    «¿ Cómo entonces se puede seguir sosteniendo que hay que consi-
                    derar todos los casos hasta el total de las ocho jugadas?». ¿No
                    estaba Fermat considerando un caso poco realista?
                        Pascal no solo planteó la pregunta. Se respondió a sí mismo
                    utilizando su tliángulo para calcular todas las combinaciones po-
                    sibles. La respuesta que obtuvo, según le pareció, no era la co-
                    rrecta, y ahí creyó encontrar una paradoja en el método de Fermat.
                    A esa carta, la más compleja que escribió Pascal, fechada el 24 de
                    agosto de 1654, Fermat respondió muy brevemente.
                        El error de Pascal era obvio para el magistrado tolosano:
                    había olvidado que, aunque se tomaran en cuenta todas las com-
                    binaciones, porque se asumiera que el juego continuara hasta el
                    final,  ello solo tendría el efecto de considerar todos los casos po-
                    sibles. Los casos favorables, por ejemplo, al jugador A, eran solo
                    aquellos en los que A ganaba aunque B y C le empataran después.
                    Ese empate era irrelevante porque A ya había ganado. Es como si
                    un partido de fútbol terminara 2-1 pero los jugadores acordaran,
                    para divertirse, seguir jugando un rato más.  El resultado oficial,
                    independientemente de si el equipo perdedor empata después, se-
                    guirá siendo 2-1.  En otras palabras, hay que tener en cuenta el






              LA  APUESTA DE PASCAL

              Es curioso el  hecho de que Pascal usara la teoría de la probabilidad en una de
              sus  más importantes obras teológicas. El  matemático francés fue un impor-
              tante pensador católico, influido por el jansenismo. En  sus célebres Pensées,
              libro que comenzó a raíz de la muerte de su padre pero que no terminó jamás,
              Pascal plantea la creencia en Dios de forma utilitarista, como una apuesta: si no
              creemos en Él, pero existe en realidad, nos habremos condenado eternamente;
              por tanto,  lo racional es creer en  Él,  porque incluso si  no estamos seguros,
              el valor esperado -la salvación eterna- es  infinitamente mayor si  creemos
              que si  no creemos (la condenación eterna). Este argumento ha sido criticado
              por varios filósofos,  pero lo relevante aquí es  apreciar cómo el  pensamiento
              matemático había permeado la  filosofía de Pascal.









        142         LA PROBABILIDAD Y EL PRINCIPIO DE  FERMAT
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