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LEONHARD EULER

             El  matemático  suizo  Leonhard  Euler
             (1707-1783) fue el  estandarte de la  ma-
             temática del siglo xv111.  Su  trabajo cubre
             prácticamente todas las  áreas vigentes
             en su  momento, al  tiempo que impor-
             tantes  trabajos  en  física.  Euler ocupó
             destacados puestos en  las  Academias
             Reales de Rusia  y  Prusia,  bajo Catalina
             la  Grande y Federico 11,  donde se codeó
             con  reyes  y  pensadores de  la  talla  de
             Voltaire. Tuerto de un ojo, Euler terminó
             por perder la vista del todo, pero ello no
             le  impidió seguir produciendo al  ritmo
             de un artículo a la  semana.  Dotado de
            una  memoria prodigiosa,  lograba com-
            poner sus  teoremas en  su  mente de la
            misma  forma  en  que  podía  recitar sin
            problema la Eneida de principio a fin.  De él  se cuenta que, estando Catalina
            harta de los desplantes ateos de Diderot, pidió a Euler que le  humillara pú-
            blicamente. Euler se acercó al  filósofo y  le espetó:
                                         D'
                                                   'R
                         a+bn
                                               .
                                                         d  1
                        « -- = x, por tanto,  10s  existe. 1  espon  a.».
                           n
            Diderot no supo qué responder.  Sin  embargo, algunos historiadores dudan
            de la veracidad de la  anécdota. También Euler es  responsable de una de las
            fórmulas más bellas de la  matemática: ei. +l=O.



       matemático de su época sobre los trabajos del tolosano.  Nacido
       unos cuarenta años después de la muerte de Fermat, ese matemá-
       tico era Leonhard Euler.
           Sucede que la curiosidad de Euler se despertó por los comen-
       tarios de Goldbach, y el suizo comenzó a analizar los trabajos de
       Fermat. Entre otras cosas, demostró que este se equivocaba en ·
       uno de los resultados de los que se sentía más orgulloso, la afirma-
       ción de que ciertos números, conocidos como «números de Fer-
       mat», son siempre primos. Pero Euler también indagó si el último





                             LOS  INTENTOS DE  DEMOSTRACIÓN DEL ÜL TI MO TEOREMA   47
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