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teorema era cierto. Y aunque no pudo demostrarlo en el caso ge-
neral, logró demostrarlo para el caso en el que n = 3. Así que, en el
punto en el que Euler dejó el terna, se habían demostrado dos
casos ... o en realidad una infinidad de ellos, ya que si se demues-
tra el teorema paran= 3, el resultado es válido para todos los múl-
tiplos de 3, es decir, para la secuencia 6, 9, 12, 15 ... Esto es así
porque cualquier potencia que sea múltiplo de tres se puede escri-
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bir corno un número al cubo. Por ejemplo, 4 = 16 . Análogamente,
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corno Ferrnat demostró el caso n = 4, está demostrado también
para los múltiplos de 4.
SOPHIE GERMAIN
Como todas las mujeres científicas hasta
el siglo xx, la matemática parisina Sophie
Germain (1776-1831) se enfrentó a múlti-
ples prob lemas para segu ir su carrera
científica. Sin educación formal, se hizo
con las notas de l'École Polytechnique
para estudiar. Se carteó con los grandes
matemáticos de la época, como Joseph-
Louis Lagrange, Adrien-Marie Legendre
y Gauss, haciéndose pasar por un tal «se-
ñor LeBlanc». Gauss se enteró de su
identidad en las circunstancias más cu-
riosas imaginables. Habiendo ocupado
las tropas napoleónicas la localidad ale-
mana en la que Gauss vivía, Germain te-
mió por la vida de su corresponsal, re-
cordando el ejemplo de Arquímedes, así
que escribió al general Pernety, amigo
de su familia, rogándole que protegiera
al genio. Pernety mandó un destacamen-
to que informó a Gauss de las gestiones
de Sophie. Emocionado y asombrado,
Gauss escribió a Germain haciéndole notar cómo los estúpidos prejuicios de
la época hacían que una mujer requiriera ser en realidad una persona del «más
noble valor, extraordinario talento y genio superior» para lograr vencer los
obstáculos que se oponían a su carrera.
48 LOS INTENTOS DE DEMOSTRACIÓN DEL ÜL TIMO TEOREMA