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EL ANÁLISIS Y LAS ECUACIONES DIFERENCIALES

         Pero para poder solicitar el ingreso en la Academia, Laplace terna
         que prepararse duro. Bajo la supervisión de D'Alembert, pasó horas
         leyendo y releyendo libros como Introducción al cálculo infinitesi-
         mal (1748), Fundamentos del cálculo diferencial (1755) y Funda-
         mentos del cálculo integral (1768) de Leonhard Euler, así como las
         últimas memorias publicadas por Joseph-Louis Lagrange, a fin de
         ponerse al día y aprender los últimos avances matemáticos: el análi-
         sis y sus técnicas. Pero, ¿qué era el análisis? ¿Por qué era tan impor-
         tante para un futuro filósofo natural como Laplace?
             Durante dos milenios, desde los antiguos pitagóricos y plató-
         nicos, el conocimiento de los astros había estado escindido en dos
         saberes: uno de carácter cuantitativo y otro de carácter cualitativo.
         Se trataba, por un lado, de la astronomía y, por otro, de la cosmo-
         logía y la física celeste. El conocimiento del mundo terrestre (la
         física terrestre) permanecía, por su parte, en un estado meramente
         cualitativo (la física de herencia aristotélica). En los siglos xvr y xvrr
         las cosas empezaron a cambiar al hilo de la consolidación de una
         nueva concepción mecánica de la naturaleza, basada en la práctica
         del experimento y en el avance del espíritu matematizador.
             Siguiendo  la estela de  bastantes matemáticos  anteriores,
         Isaac Newton se proporua reducir los fenómenos naturales a leyes
         matemáticas. Intentó modelar matemáticamente las trayectorias
         de  los planetas observadas por Copérnico  (1472-1543),  Tycho
         Brahe (1546-1601) y Kepler (1571-1630), así como las trayectorias
         de los cuerpos terrestres (los «graves») que había estudiado Gali-
         leo (1564-1642). Newton formuló las leyes del movimiento de una
         forma matemática que relacionaba entre sí las magnitudes físicas
         y sus ritmos de cambio.  Es decir, por ejemplo, el espacio reco-
         rrido por el móvil con su velocidad, y la velocidad del móvil con
         su aceleración. Las leyes físicas quedaron, por tanto, expresadas
         por medio de ecuaciones diferenciales; estas y las derivadas sir-
         vieron para medir los ritmos de cambio.
            Una ecuación diferencial es una ecuación en la que la princi-
        pal incógnita es el ritmo de cambio de una magnitud, esto es, su
         diferencial o su derivada. Tanto el diferencial como la derivada de





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