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das sobre una «malla imaginaria» que se estira. El espacio-tiempo
                   no solamente puede cmvarse, sino que también puede «estirarse».
                       También es curioso que en ese artículo no se mencionara en
                   absoluto la palabra «expansión». Ni siquiera en su escrito aparecía
                   la palabra «universo». No quena contaminar esta simplísima ley con
                   prejuicio teórico alguno. No quena que le pasara como en la clasifi-
                   cación galáctica cuando habló de «nébulas tempranas» y «nébulas
                   tardías», arrastrado por el prestigio teórico de su amigo Jeans.
                       La ley de Hubble había sido encontrada para el  «momento
                   actual». Aunque una nébula estuviera a una distancia de 30 mi-
                   llones de años luz, y, por tanto, la luz que hoy viéramos se habna
                   emitido hace 30 millones de años, podemos decir que este pasado
                   es casi el presente, pues 30 millones de años no son nada compa-
                   rado con los 14 mil millones de años que puede tener de vida el
                   universo. Observamos el pasado, y solo el pasado, pero un pasado
                   relativamente muy próximo al presente. Y si, como Hubble, que-
                   remos evitar interpretar el desplazamiento al rojo como un efecto
                   Doppler, tendriamos que escribir:
                                            z =(H/c) r.

                       El desplazamiento al rojo es proporcional a la distancia. Esto
                   -el desplazamiento al rojo,  z- es realmente lo  que se mide.
                   Dicha expresión es la forma más objetiva de la ley de Hubble.




                   ¿ES  LA LEY DE HUBBLE DE HUBBLE?

                   No, no lo es, pero precisemos un poco esta afirmación.
                       Entre los frecuentes altercados con sus colegas, Hubble tuvo
                   un desagradable e injusto enfado con el teórico neerlandés Willem
                   de Sitter (1872-1934), uno de los más admirables cosmólogos rela-
                   tivistas. De Sitter le envió un artículo suyo que había publicado en
                   una revista poco conocida -Bulletin of the Astronomical Insti-
                   tutes of the Netherwnds- en el que decía que varios astrónomos
                   comentaban una posible relación entre la distancia y la velocidad
                   de las galaxias. Hubble escribió a De Sitter estas duras palabras:





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