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Siempre hemos asumido que cuando se publica un resultado preli-
            minar y se anuncia un programa para comprobar el resultado ... se ·
            reserva la primera discusión de los nuevos datos a los que han hecho
            el trabajo real, como una cuestión de cortesía. ¿Hemos de inferir que
            usted no subscribe esta ética?


            De  Sitter no se merecía estos improperios pero,  de  espí-
        ritu conciliador, debió de aplacar la ira de Hubble, porque en la
        próxima carta, Edwin ya escribía:

            Mr.  Humason y yo estamos ambos profundamente sensibles a su
            graciosa apreciación de los artículos sobre las velocidades y distan-
            cias de las nébulas.


            En todo caso, esto corrobora el hecho de que la ley de Hub-
        ble estaba ya madura, próxima a caer, cuando Hubble la recogió
        del árbol. Pero, sobre todo, De Sitter no se merecía esta reacción
        porque era él mismo quien había predicho, trece años antes, la re-
        lación lineal entre distancias y velocidades por métodos teóricos.
        La teoría y la experimentación -en el caso de la astrofísica, la ob-
        servación- deben ir juntas, o con separaciones temporales bre-
        ves, beneficiándose mutuamente la una de la otra para conseguir
        un resultado científico único. Pero, en modo alguno, la teoría no
        ocupa un grado inferior. Fue el teórico De Sitter quien enunció lo
        que hoy se llama «ley de Hubble», que bien se hubiera podido lla-
        mar «ley de De Sitter», o en todo caso, «ley de De Sitter-Hubble».
        Pero Hubble desdeñaba la teoría.
            En  este caso,  la teoría fue  por delante de la observación,
        desde que se dispuso de la relatividad como herramienta para
        pensar en la física del universo. Pero, además, la ley de Hubble
        requiere muy pocos conocimientos teóricos, como vamos a ver
        pronto.  Cualquier  estudiante  con mínimos  conocimientos  de
        mecánica de fluidos podría haberla obtenido, incluso con razo-
        namientos puramente newtonianos. Y si De Sitter fue el primer
        teórico que la enunció, no fue el único.
           Antes, veamos los pasos vacilantes que antecedieron a los
       pasos firmes de Hubble. Ya se ha expuesto de qué modo Slipher






                                                       LA LEY DE HUBBLE     107
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