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la separación del U235 es un proceso complicado y costoso, que
                     no puede realizarse por medios químicos, muchos físicos pensa-
                     ban que la bomba era solo una quimera teórica, sin posibilidad
                     práctica de realizarse.





                     EL CLUB DEL URANIO

                     Durante el verano de 1939, Heisenberg realizó una visita a Estados
                     Unidos y, como es natural, habló con sus colegas sobre la fisión,
                     la novedad del momento. Muchos científicos pensaban que ten-
                     drían que intervenir en la inminente guerra, y la posibilidad de una
                     nueva bomba estaba en la mente de todos. Los amigos de Heisen-
                     berg le instaban a que se instalara en Estados Unidos,  aprove-
                     chando las ofertas que  le  hacían varias universidades,  pero él
                     respondía que en esos momentos su lugar estaba en Alemania.
                     Algunos entendieron aquello como muestra de su disposición a
                     colaborar con el régimen nazi.
                         Al iniciarse la guerra, Alemania era el único país con un pro-
                     yecto militar para desarrollar las posibilidades de la energía nu-
                     clear. El ejército alemán se interesó en esta cuestión desde abril
                     de 1939. A primeros de septiembre se constituyó lo que de ma-
                     nera informal se llamó el Club del Uranio (Die Uranverein), con
                     el objetivo de analizar las posibilidades prácticas ofrecidas por
                     la fisión para crear una bomba y para construir un motor que
                     pudiera impulsar barcos y submarinos.  En realidad, y por ex-
                     traño que parezca, el proyecto alemán carecía de organización
                    jerárquica estricta y de planificación común. Los diez o doce la-
                     boratorios que trabajaron en el proyecto dependían de organis-
                     mos distintos y,  al no haber coordinación efectiva entre ellos, a
                     menudo competían entre sí por los suministros. Había incluso un
                     laboratorio privado, dirigido por Manfred von Ardenne, que es-
                     taba financiado en parte por el Ministerio de Correos. De todos
                     modos, la bomba atómica fue siempre algo marginal para el ejér-
                     cito alemán,  que  confiaba más en una guerra relámpago para
                     conseguir la victoria.





         138         LA FISIÓN NUCLEAR Y LA GUERRA
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