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deos aliados, que la destruyeron en 1943. Poco después de su in-
                     forme,  Heisenberg  dirigió  la construcción  de  un  prototipo  en
                     Leipzig y asesoró la de otro en Berlín.
                         Desde el principio se vio que el enriquecimiento en U235 es una
                     tarea colosal. Se trata de separar por medios físicos los isótopos
                     U238 y U235,  basándose en la pequeña diferencia de sus masas,
                     usando para ello un difusor gaseoso, una ultracentrifugadora o un
                     espectrógrafo de masas. Pero los intentos en el laboratorio solo
                     conseguían rendimientos miles o millones de veces inferiores a
                     las cantidades de U235 que se creían necesarias. Las estimaciones
                     de Heisenberg para la masa crítica de U235 oscilaban desde unos
                     20 kg ( «el tamaño de una piña tropical») hasta varias toneladas.
                         Pronto surgió una alternativa al U235,  descubierta al mismo
                     tiempo en Alemania y en Estados Unidos. Cuando el isótopo poco
                     fisible U238 captura un neutrón se convierte en el isótopo U239,
                     que se desintegra en el elemento Z = 93, que hoy llamamos neptu-
                     nio Np239. Weizsiicker redactó un informe secreto indicando que
                     este elemento también podía usarse para producir una bomba,
                     con la importante diferencia respecto al U235 de que puede sepa-
                     rarse por medios químicos. Pero el Np239 se desintegra en cues-
                     tión de días, originando un nuevo elemento con Z = 94, conocido
                     en la actualidad  como plutonio  Pu239.  Fritz  Houtermans,  del
                     grupo financiado por el Ministerio de Correos, informó sobre esa
                     alternativa. Aunque el Pu239 es inestable, como su vida media es
                     de unos 25 000 años, en principio no hay problemas mayores para
                     separarlo y almacenarlo. Por esta razón el uso de reactores civiles
                     puede tener siempre consecuencias militares. A finales de agosto
                     de 1941 los científicos alemanes vieron «abrirse un camino que
                     llevaba a la bomba atómica», en palabras retrospectivas de Hei-
                     senberg. Pero para seguir ese camino era necesario disponer de
                     un reactor operativo, algo que no consiguieron. Poco después se
                     produjo la visita a Copenhague, de la que se hablará en seguida.
                         En diciembre de 1941 hubo dos acontecimientos que alteraron
                     los planes alemanes: la entrada en la guerra de Estados Unidos y
                     el estancamiento del frente ruso. La estrategia alemana de una gue-
                     rra relámpago había llegado a su fin,  y los factores que decidirían
                     la victoria eran los recursos y la mano de obra disponibles y la






          140        LA FISIÓN  NUCLEAR Y LA GUERRA
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