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ciudad independiente de  Brernen. Además,  la zona presentaba
                     dificultades adicionales, especialmente en su parte oeste y en la
                     costa, porque era bastante llana y estaba cubierta de bosques. Así
                    que no era fácil encontrar lugares de amplias vistas para estable-
                     cer las triangulaciones, y en algunas direcciones era directamente
                    imposible.
                        Gauss no era un director nominal del proyecto, sino que tra-
                    bajó personalmente sobre el terreno. Durante los meses de prima-
                    vera y verano de esos años, en rara ocasión pasó alguna noche
                    en su cama y pocas noches en un solo lugar, viajando de pueblo
                    en pueblo, víctima de los inconvenientes de la vida en zonas rura-
                    les y el calor en el verano.
                        Durante casi ocho años, hasta 1825, Gauss dedicó sus esfuer-
                    zos a una práctica rutinaria y agotadora, al alcance de cualquier
                    calculista mediano: efectuaba mediciones durante el día y reali-
                    zaba los cálculos durante la noche, que obviamente lo apartaron
                    de actividades mucho más productivas en el ámbito de las mate-
                    máticas. Tras el desgaste de los ocho primeros años, Gauss siguió
                    colaborando, pero solo haciendo cálculos, pues dejó parte del
                    trabajo de campo en manos de su hijo Joseph. Así que podernos
                    afirmar que durante casi veinte años el genial Gauss perdió gran
                    parte de su tiempo en tediosos cálculos astronómicos y geodé-
                    sicos. Pero fruto de esta tarea nacerían más de setenta escritos
                    sobre geodesia y la aplicación del método de mínimos cuadrados
                    a medidas terrestres.
                        Una contribución importante de Gauss a la instrumentación,
                    básica para el éxito del proyecto cartográfico, fue la invención del
                    heliotropo (1821). Se trata de un instrumento para facilitar la visi-
                    bilidad de y desde estaciones lejanas. La idea es muy simple: se
                    trata de reflejar la luz solar hacia la estación que se observa, de
                    manera que permite una observación de gran precisión y con faci-
                    lidad, incluso en condiciones atmosféricas no completamente fa-
                    vorables y sobre distancias en las que anteriormente la observación
                    era inimaginable. En diversas formas, el heliotropo subsistió hasta
                    el advenimiento de la aerofotogrametría, que en la actualidad ha
                    reemplazado, junto con la fotografía desde satélites, a los levanta-
                    mientos topográficos a gran escala, corno el que dirigió Gauss en






         132        APORTACIONES EN  GEOMETRIA Y EN  FISICA
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