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de Newton sobre la teoría de la luz y los colores.  En la carta,
                     Hooke le preguntaba a Newton su opinión sobre las órbitas que
                     seguirían unos planetas afectados por la inercia y por una atrac-
                     ción hacia el cuerpo central alrededor del que giran. A Newton le
                     resultó muy sugerente este planteamiento de Hooke, y acabó po-
                     niéndole en el buen camino para resolver el problema del mo-
                     vimiento planetario. En efecto, a partir de entonces desechó la
                     tendencia de los planetas a separarse -lafuerza centrífuga-,
                     inspirada por Huygens,  y se quedó solo con la inercia y con la
                     fuerza de atracción dirigida al centro de la órbita: lafuerza cen-
                     trípeta, como más tarde la bautizaría el propio Newton.
                         Newton contestó a Hooke que no deseaba realizar ningún in-
                     tercambio epistolar, pues en ese momento le interesaban otros
                     estudios distintos a los de la filosofía natural, a la que solo dedi-
                     caba ya «algunas horas ociosas, como diversión»; se refería, como
                     veremos, a la teología y la alquimia.  No obstante, se permitió su-
                     gerirle un experimento para demostrar la rotación diaria de la Tie-
                     rra sobre su eje.  La precipitación de su respuesta hizo errar a
                     Newton en los resultados de ese experimento, y tuvo que soportar
                     la corrección que Hooke le hizo. Esto provocó que, contra los de-
                     seos de Newton, fueran y vinieran más cartas de un científico a
                     otro. En una de ellas, Hooke hizo explícita su ley del inverso del
                     cuadrado como medida de la fuerza de atracción entre los cuer-
                     pos, cosa que Newton ya había deducido cuando estudió por pri-
                     mera vez el problema durante los años de la peste.
                         La consulta de Hooke provocó que Newton,  a pesar de su
                     aparente desinterés, retomara con fuerza el problema del movi-
                     miento planetario.  Como  resultado de su nueva dedicación al
                     asunto, encontró que las dos primeras leyes de Kepler implican
                     fuerzas de atracción inversamente proporcionales al cuadrado de
                     la distancia. Esos son los cálculos a los que se refirió durante la
                     visita de Edmund Halley en agosto de 1684.
                         El intercambio de cartas iba a generar también otro colosal
                     enfrentamiento entre Hooke y Newton.  La nueva pelea estalló
                     mientras Newton redactaba los Principia,  al acusarle Hooke de
                     plagio. La disputa casi logró dar al traste con la obra cumbre
                     de Newton, quien en un acto que mostraba su naturaleza renco-






          56         LA GRAVITACIÓN Y LAS LEYES DEL MOVIMIENTO: LOS «PRINCIPIA»
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