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mieron unos 750 ejemplares, estando a cargo de Roger Cotes,
mientras que la tercera, de la que se imprimieron unos 1250 ejem-
plares, apareció en 1726, a cargo de Henry Pemberton.
LA NATURALEZA DE LA GRAVEDAD
La difusión de los Principia generó la admiración del mundo cien-
tífico hacia Newton; pero también las críticas, sobre todo de los
abanderados del mecanicismo. Estos sostenían que era absurdo
que la gravedad fuese una fuerza que actuara a distancia, sin nece-
sidad de que dos cuerpos estuvieran en contacto. Esa acepción la
emparentaba con las viejas propiedades ocultas aninústas conside-
radas por Aristóteles y los escolásticos para explicar el movimiento
de los cuerpos. Huygens y Leibniz hlcieron este tipo de críticas, en
especial el segundo, quien escribió en una carta en 1715:
Si todo cuerpo es pesado, se sigue -digan lo que digan sus partida-
rios, aunque lo nieguen apasionadamente-- que la gravedad será una
cualidad oculta escolástica o, es más, el efecto de un milagro. No es
suficiente con decir: «Dios ha hecho una ley de la naturaleza, en con-
secuencia la cosa es natural». Es necesario que la ley la pueda explicar
la naturaleza de las cosas creadas. Si, por ejemplo, Dios fuese a dar a
un cuerpo libre la ley de girar alrededor de cierto centro, tendria que
juntar ese cuerpo con otros, los cuales por su impulso lo harían per-
manecer siempre en una órbita circular, o bien ponerlo en los talones
de un ángel. Estoy fuertemente a favor de la filosofía experimental,
pero el señor Newton se aleja mucho de ella cuando pretende que
toda la materia sea pesada -o que cada parte de la materia atraiga a
otra-, lo cual ciertamente no está probado por la experimentación.
Newton, consciente de la debilidad que suponía no haber ex-
plicado la causa o razón de la gravedad, se defendió de la única
manera posible, apelando a que lo único realmente importante es
su cuantificación y su valor predictivo. Así, incluyó menciones
explícitas en la primera edición de los Principia: «Uso aquí la
68 LA GRAVITACIÓN Y LAS LEYES DEL MOVIMIENTO: LOS «PRINCIPIA»