Page 169 - Edición final para libro digital
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—Sí señor. El coronel ya me ha puesto al corriente. Pero no qui-
                 siera meter en esto a la hermana de los Hasbúm.
                    —Pues lo lamento mucho Capitán. Es precisamente la señorita
                 Hasbúm nuestra principal basa para esta negociación. Conocemos
                 la relación que usted mantiene con ella y por eso le hemos elegido.
                    Ariel ya sabía cómo se había organizado todo aquello. De todos
                 modos, su intención era involucrar lo menos posible a Fatma. Aun-
                 que tenía también muy claro que el argumento familiar que impli-
                 caría a sus hermanos en el plan, podría ser fundamental en el rescate.
                    —¿Y qué papel deberá jugar la señorita Hasbúm en este plan?
                    —Como ya le he dicho, usted se instalará en Ascalón con un
                 pequeño equipo. Desde allí actuará bajo la supervisión del estado
                 mayor. Mientras, la señorita Hasbúm será puesta en contacto con
                 sus hermanos, a quienes se les facilitará la comunicación con sus je-
                 fes en Gaza. Ella deberá convencerlos para que, a su vez, convencido
                 Boulus Musleh, acepte el intercambio.
                    —Según tengo entendido, ellos tienen a tres de los nuestros.
                 ¿Qué les hace pensar que aceptarán un intercambio en el cual reci-
                 birán menos de lo que les pedimos?
                    —Ahí es donde la influencia que su prometida ejerza sobre sus
                 hermanos debe ser determinante.
                    Durante un buen rato el Almirante le habló a Kachka sobre la
                 verdadera actitud de los hermanos de Fatma durante la ejecución de
                 su padre. Le contó cómo habían sido cómplices indirectos de aquel
                 asesinato sin importarles los lazos familiares. Fatma, si bien no había
                 perdonado nunca aquello a sus hermanos, había asumido su rol de
                 sangre no solicitando ningún tipo de venganza.  Nabir y Sabil de-
                 berían tener en cuenta el comportamiento de Fatma y colaborar así
                 para que la misión tuviese éxito.
                    —No creo que esos dos tengan muy en cuenta la bondad de
                 Fatma —dijo Ariel.
                    —Confiamos en que así sea. Nos jugamos mucho en esta misión.
                 El primer ministro, personalmente, ha comprometido su palabra
                 con Abe Sabel; y el alto mando ha tenido que cambiar todos los
                 planes para poder asegurar la pervivencia de su hijo Eitán. No puede
                 usted fracasar en esto capitán Kachka.

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