Page 174 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer

                 —¿No llamamos a las chicas para decírselo?, —se preocupó
            Tomás.
                 —Estás loco, hasta que sepamos lo que está pasando no le di-
            remos nada a nadie, como se enteren las chicas Sara no tardaría ni
            diez minutos en llamar a la policía para que encuentre a su amiga,
            Miguel me dejó muy claro que no hablemos del tema.
                 Aurelio les hizo jurar a los compañeros que no dirían nada,
            cosa que ellos hicieron con la condición de que los tuviese informa-
            dos en cuanto Miguel llamase. Aquel hecho fortuito había activado
            toda una espiral de dudas y curiosidad en los muchachos, estaban
            deseando conocer los detalles de tan extraña situación.
                 Hacía más de una semana que había ocurrido el encuentro
            con Miguel y éste no había llamado aún, la tardanza hizo descon-
            fiar a Aurelio, que llegó a pensar que quizás habrían descubierto su
            contacto, lo cual le preocupaba enormemente; ya que no conocía
            la situación de su amigo ni la de las chicas que, supuestamente, de-
            bieran estar con él. Aquella incertidumbre acerca del escenario en
            el que se estarían desarrollando los acontecimientos le hacía plan-
            tearse la opción de avisar a la policía, pero las indicaciones del que
            fuera cabecilla del grupo respecto a tal iniciativa le mantenían en
            silencio. Desde el sábado anterior había estado mintiendo a Sara
            ante su insistencia en continuar con la búsqueda al día siguiente;
            por otra parte tampoco podía decirle nada a Sonia, quien pedía
            constantes explicaciones acerca de lo mismo. Las dos jóvenes no
            comprendían la repentina falta de interés de los muchachos en rea-
            nudar sus pesquisas, y para colmo ese mismo día deberían retomar
            sus averiguaciones. Le estaba resultando muy complicado mante-
            ner aquel secreto y, además, él mismo deseaba enormemente co-
            nocer lo sucedido. Sin duda, recibir la llamada de Miguel aliviaría
            enormemente sus tensiones.
                 Sobre las cuatro de la tarde se reunió con Rodrigo y Tomás en
            las canchas, las chicas no tardarían en llegar y ya no sabían cómo
            justificar su dejadez respecto al tema.


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