Page 177 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez
Si bien Sonia sí conocía algo sobre el ambiente en el que solía
moverse Miguel, tenía claro que sus posibilidades de dar algún día
con los ausentes pasaban por aceptar las propuestas de los mucha-
chos, por muy disparatadas que les pareciesen, condicionadas por
la necesidad de contar con ellos para continuar con su plan. Op-
taron por guardar silencio y asumir la extravagante argumentación
de Aurelio.
Como era lógico, esa tarde resultó totalmente estéril y, llegada
ya la noche, retomaron el camino de vuelta sin haber visto siquiera
a alguien mínimamente capaz de darles alguna pista. Volvían an-
dando, como siempre hacían, cuando el tiempo se lo permitía, y
las dos chicas iban charlando entre ellas varios metros por detrás,
los chavales marchaban dispersos y en silencio bastante más adelan-
tados. Aurelio tenía, desde la semana anterior, el móvil de Tomás,
pues a su número debía llamarle Miguel.
—Ya puedes devolverme el móvil —le dijo Tomás al Auri
mientras apuraba el paso para ponerse a su lado—, he estado toda
la semana sin teléfono para nada.
—Aún puede que llame Miguel, ¿tanto necesitas el teléfo-
no?, desde que yo lo tengo no ha sonado una sola vez, no te llama
nadie.
—Será una casualidad, hay un montón de gente que me lla-
ma seguido, sobre todo tías. Dijo Tomás molesto por el comen-
tario.
—Venga ya —se rió Auri—, si ni siquiera tienes saldo en la
tarjeta.
—¿Y tú por qué lo sabes?, has estado intentando llamar a mi
cuenta, ¿verdad?
—Sólo una vez, pero no pude hacerlo, tienes el saldo agotado.
Mi móvil se lo he dado a Miguel, así que no eres el único incomu-
nicado —respondió riéndose Aurelio.
—Bueno tío, yo quiero mi teléfono, si llama ya hablaré yo
con él.
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