Page 188 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer
—Está bien, hablaremos —le dije en tanto el intentaba re-
cuperar su dignidad ocupando con su habitual prepotencia la silla
directora.
—¿Bien, qué es de lo que has venido a hablarme?
—Quiero hablarte de nosotros, de ti y de mí, y también de
mis compañeros.
—Bien, tú dirás.
Pues he estado pensando todo este tiempo y he llegado a la
conclusión de que para nosotros no tiene ya sentido abandonar la
protección que tú nos brindas aquí para retomar nuestras vidas.
Hace muchos meses ya que no saben de nosotros y ninguno de-
seamos tener que enfrentarnos a un juicio por la muerte de aquel
chaval, tampoco deseamos vivir pendientes de tu venganza, así que
hemos pensado en colaborar contigo en tus negocios, formar, defi-
nitivamente, parte de la organización y poder movernos libremente
sin necesidad de que nos vigiles constantemente. Miguel ha hecho
ya dos trabajos para ti y, a pesar de haber podido escapar, ha vuelto
con el encargo cumplido, él desea trabajar contigo y ha demostrado
que es de confianza; además, Miguel y yo nos queremos y somos
pareja, no haría nada que pueda perjudicarme.
Aquello último no le agradó demasiado a Bremon que, a pe-
sar de haberme tenido tantos años abandonada, no podía evitar
ese sentimiento que todo padre tiene hacia su hija cuando llega
un desconocido con intención de llevarse su cariño. Quiso replicar
algo respecto a mi relación con Miguel pero su situación no era la
adecuada como para poner condiciones en ese aspecto, por lo cual
optó por callar a pesar de hacer patente su inconformidad con un
gesto muy significativo.
—¿Y qué es lo que pretendéis que haga yo para que podáis
cumplir vuestras pretensiones?
—Me has dicho no hace mucho que todo cuanto tú tienes
ahora pasara a será mío el día que faltes.
—Es verdad, pero aún soy muy joven, ¿no estaréis pensando
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