Page 39 - Mucho antes de ser mujer
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José Manuel Bermúdez

                 —No quiero ser como mi mamá, Tía Carmen —le susurré
            con la voz entrecortada por el llanto—, no quiero hacerte sufrir.
                 —No te preocupes, a todas nos ha ocurrido algo así la primera
            vez, seguro que ese chico no vale la pena, no deberías llorar por él.
                 No fue necesario contarle nada,  Tía Carmen sabía
            perfectamente lo que me estaba ocurriendo y aquello me hizo sentir
            algo mejor, nunca había tenido a nadie para consolarme y ella no
            sólo me tranquilizaba, sino que también me comprendía.
                 —No le cuentes nada a Tío Enrique, por favor, me moriría de
            vergüenza.
                 —No te preocupes pequeña, esto será un secreto entre noso-
            tras dos, y ahora descansa, le diré a tu tío que te duele la barriga.
                 —Gracias tía.
                 —Acuéstate y descansa, mañana verás todo de otro modo, y
            no permitas que ningún chico te robe la felicidad, no te mereces
            eso.
                 Me besó en la frente y salió de la estancia cerrando tras de sí la
            puerta. Al quedarme sola me tumbé sobre la cama con la intención
            de dormir; pero no podía sacarme a Miguel de la cabeza, era como
            si su imagen se me hubiese clavado justo en la frente. Durante unas
            interminables horas no hice más que llorar y dar vueltas en la cama.
            Finalmente, el propio llanto llegó a agotarme y el cansancio me
            arrebató, al menos por esa noche, de las garras de tan dañina obse-
            sión, consiguiendo quedarme dormida.



















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