Page 75 - Mucho antes de ser mujer
P. 75
José Manuel Bermúdez
—¿Has oído? —le pregunté a Sara en cuanto estuvimos fuera.
—No, ¿qué te ha dicho?
—Que mañana me espera en el parque, a las seis, como si me
tuviese a sus órdenes. Será imbécil.
—¿No se te ocurrirá presentarte?
—¿Por quién me tomas?, no soy tan tonta, si al menos fuese
más amable…
—¿Más amable?, ¿eso significa que te lo pensarías?
—No he dicho eso, ¿cómo crees?, claro que no iré.
Sara sacudió la cabeza como si no terminase de creerse mi
afirmación, pero yo insistí en convencerla.
—¿Por qué me miras así?, parece que no me crees, si te digo
que no iré es que no lo haré; no me parece bien que me puedas
considerar una estúpida.
—Sabes que no pienso eso para nada, pero te he visto tan
insegura que me da miedo que vuelva a convencerte, no dejes que
lo haga, pasa de él.
—No te preocupes, no pienso volver con él, además sigue con
Sonia y no quiero enfrentarme con ella, ya se acabó, quiero vivir
tranquila.
—Es lo mejor que puedes hacer, me alegra que pienses así. No
le necesitas para nada, somos amigas y yo estaré contigo, podemos
divertirnos mucho juntas sin que anden los chicos por el medio, ya
lo verás.
Ese domingo me levanté bastante tarde, era casi la hora de
comer cuando me encaminé hacia la ducha. Desde la cocina me lle-
gaba el olor a pollo asado, uno de mis platos favoritos, Tía Carmen
solía hacerlo casi todos los domingos. Cuando salía del baño sentí
sonar mi teléfono móvil, fui casi corriendo a la habitación para
contestar.
—Hola.
—Hola, soy Sara, te llamaba para preguntarte qué tienes pen-
sado hacer esta tarde.
— 74—