Page 80 - Mucho antes de ser mujer
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Mucho antes de ser mujer

            de lágrimas, ellos llegaron muy apurados, ni siquiera tuvieron que
            abrir la puerta pues yo la había dejado sólo arrimada cuando estu-
            viera a punto de salir. Tía Carmen me cogió por los hombros y me
            hizo incorporar para abrazarme con fuerza.
                 —Vamos a llamar al hospital, ¿vale? Allí nos dirán qué ha su-
            cedido, no debes ponerte en lo peor, a lo mejor es tan sólo uno de
            tantos sustos a los que nos tiene acostumbrados.
                 —Sabemos que se esa muriendo, podría ser en cualquier mo-
            mento, tú me lo dijiste.
                 —Sí, es verdad, pero eso no significa que haya ocurrido hoy.
                 Tía Carmen quería darme fuerza, en el fondo ella tenía tan
            asumido como yo el motivo de aquella llamada, pero intentaba
            consolarme. En tanto, Tío Enrique estaba ya marcando el número
            del hospital, mi tía y yo permanecimos sumamente tensas y fuerte-
            mente abrazadas. Tío Enrique estuvo escuchando poco menos de
            un minuto, luego asintió y colgó.
                 —¿Qué, qué te han dicho? —le preguntó  Tía Carmen
            impaciente.
                 Tío Enrique tenía cara de circunstancias y su respuesta resultó
            casi inaudible.
                 —Debemos ir al hospital, Isabel está muy grave, me han dicho
            que posiblemente no pase de esta noche y que si queremos verla por
            última vez con vida vayamos urgentemente.
                 Ni Tía Carmen ni yo respondimos nada, nos abrazamos con
            más fuerza aún y ella comenzó también a llorar desconsoladamente.
                 Tardamos casi una hora en llegar al centro sanitario, a pesar
            de ser domingo había gran cantidad de tráfico; a esa hora regresaba
            mucha gente de pasar fuera de la ciudad el fin de semana y eso nos
            retrasó bastante.
                 —Buenas  tardes  —saludó  mi  tío  a  la  enfermera  que  hacía
            guardia en información—, la señorita Isabel Forcano, por favor.
                 La asistente miro en la pantalla del ordenador buscando las
            referencias.


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