Page 18 - De la luz a las tinieblas
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La  distancia  hasta  el  origen  era  ya  muy  escasa.  Les
          faltaban  solo  unos  metros  para  fundirse  físicamente  en  la

          reverberante inexistencia.

              El umbral del resplandor no tenía su origen en el propio
          túnel. Al final de este se extendía una especie de valle de
          pequeñas  dimensiones.  Era  al  fondo  del  mismo  donde  se
          erigía imponente aquel penetrante fulgor, tan cegador como
          atrayente.

              El arco luminoso aparentaba ser la causa de todo cuanto
          había ocurrido.
              Alrededor  de  la  pequeña  y  plana  extensión  no  se
          alcanzaba  a  distinguir  absolutamente  nada.  Una  total
          oscuridad confinaba su horizonte.

              El  insistente  zumbido  había  cesado.  No  concurría  más
          que una absoluta irrealidad. Tan solo el imponente albor del
          ignoto portal y una especie de hierba roja bajo sus pies, que
          se extendía hasta la misma luz, marcaban la presencia de algo
          visible entre la nulidad del vacío.
              El pastor miró a su perro antes de continuar. Seter estaba

          aterrado, con la grupa encogida sobre sus patas traseras y en
          posición de sumisa resistencia. Ya ni siquiera se denotaba en
          su gesto la desconfianza o el rechazo. Sus ojos reflejaban el
          miedo,  un  miedo  irrefrenable  que  le  hacía  anclarse  en  el
          terreno sin atreverse a dar un solo paso más.

              Andrés, sin embargo, sentía más intensamente esa extraña
          sensación  de  sosiego  que  le  inspiraba  la  luz.  Por  alguna
          razón, el haber llegado hasta allí sin haber sufrido ningún


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