Page 47 - De la luz a las tinieblas
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descansemos y nos preparemos bien antes de emprender la
marcha.
—Claro que si chico. Yo vivo en esta aldea. Tengo aquí
mi propia casa. Podemos permanecer en ella hasta cuando
que queramos.
—Ideal, Entonces nos quedaremos un tiempo a descansar.
Necesito que se cure mi herida. Mientras, nos pondremos al
tanto de los posibles inconvenientes, antes de comenzar el
viaje.
—Veo que empiezas a entrar en razón. El sentido común
prevalece por fin sobre tu ímpetu.
—Su compañía debe estar cambiando mi carácter —
respondió Andrés.
Estaba convencido de que la tranquilidad y el sosiego de
Alterio le aportarían la confianza y el aplomo suficientes para
afrontar la situación con mayores garantías.
Una vez en el interior de la cabaña, Alterio explicó a los
otros dos ancianos los pormenores de su encuentro. Estos no
parecían sentirse nada incómodos ante la nueva visita,
Departieron durante un buen rato sobre los detalles de su
llegada.
Andrés prefirió no intervenir en la conversación. Tan solo
si le preguntaban algo respondería a aquellos hombres. No
quería influir en el desarrollo del coloquio. De ese modo,
podría enterarse con más exactitud de la realidad existente.
Temía que, ante la desconfianza, pudiesen ocultarle
referencias importantes, que serían esenciales para conseguir
su objetivo.
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