Page 49 - De la luz a las tinieblas
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viviendo  en  estado  salvaje.  Temen  a  los  humanos,  y  no
          suponen ningún peligro para nosotros.

              —¿Pero, qué alimentos se pueden obtener en este lugar?
          Hemos caminado durante horas sin encontrarnos con un solo
          animal. Nada que se pudiese comer. Solo he visto a una de
          esas cosas comerse a mi cordero.
              —¿Has venido con un cordero?
              —No. He entrado siguiéndolo. Se escapó del rebaño, y
          con el afán de recuperarlo me he metido en esta locura. Aún

          no consigo asumir esta realidad.
              —Deberías asumirlo ya. Todo lo que estás viviendo es tan
          real como cuanto has dejado al otro lado.
              —Sigo  sin  entender  que  pueden  proporcionaros  esos
          bichos para sobrevivir.

              —Como podrás ver, aquí no hay tierras cultivables, ni
          medios materiales para subsistir. Pero no nos alimentamos
          solamente  de  agua,  necesitamos  comer.  Y  puedes  estar
          seguro de que lo hacemos, muchacho. Ya iras  conociendo
          mejor este lugar, y te sorprenderán muchas cosas que aún no
          has visto.

              Andrés  optó  por  guardar  silencio,  tenía  claro  que
          descubriría  cosas  insospechadas  en  aquel  lugar.  Ya  iría
          encontrando respuestas a sus dudas. Todo conocimiento sería
          preparatorio para alcanzar su principal objetivo. Regresar a
          su casa.

              Terminada la reunión, Alterio y él abandonaron la choza.
          Una vez fuera se dirigieron caminando, entre construcciones
          de barro y paja, hacia el fondo de la aldea. Bordeando el lago,


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