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Muros. Historia viva
el Tambre hasta el Xallas, le dio también Bermudo III los castillos antes citados,
los cuáles se encontraban uno en lo que ahora es el lugar de Canedo, en la parro-
quia de San Mamede, y el otro, el de San Xurxo, en la ladera del Monte Pindo.
En otro documento datado el 27 de enero de 1030, las infantas doña Sancha
(habida fuera del matrimonio) y doña Teresa, hijas de Bermudo II; y doña Elvira
García, quien había sido amante del Rey y madre de Alfonso V, donan a la Igle-
sia Compostelana la Villa de Serantes, en tierra de Carnota, en la desembocadura
del Tambre; lo cual reafirma lo comentado en el párrafo anterior.
A pesar de que el territorio comprendía en aquel tiempo los principales puer-
tos y lugares de la costa entre Noia y Cee, lo que en la actualidad abarca el
ayuntamiento de Carnota estaba muy poco poblado, tan solo los castillos y unas
cuantas granjas dispersas aportaban algunos habitantes a la región. Sus fortale-
zas, que en la edad media pertenecían a los condes de Trastámara y de Lemos y
formaban parte del condado de Cornatum, fueron destruidas en la gran guerra
«Irmandiña» de 1467.
No fue hasta el siglo XVII que nació el lugar de Carnota como poblado y ca-
pital del Ayuntamiento, alrededor de una vieja ermita que ocupaba el sitio donde
hoy se yergue la iglesia de Santa Comba, construida en el siglo XVIII al igual
que el famoso hórreo. En el siglo XIX, más concretamente en 1809, Carnota, al
igual que muchas poblaciones de Galicia, fue arrasada por las tropas francesas
de Napoleón durante la guerra de la independencia. La casa rectoral fue destrui-
da y se perdió el archivo parroquial de Santa Comba.
Los carnotanos tardaron años en recuperarse de aquel revés, pero su tesón
y trabajo obtuvieron recompensa, cuando en el año 1900, el lugar de Carnota
consiguió el título de Villa. (El ayuntamiento de Carnota pasó a formar parte de
la historia de este país cuando el 25 de febrero de 1966 muchos de sus vecinos,
arriesgando sus propias vidas, consiguieron poner a salvo a todos los integrantes
de la tripulación de la fragata Ariete, que había encallado junto a costa de Lira,
cerca de la capilla de Los Remedios arrastrada por un temporal de olas de más
de 12 metros. Los vecinos de esa parroquia, ayudados por gente de la Villa y del
municipio limítrofe de Muros, se enfrentaron al mal tiempo y la oscuridad para
auxiliar a los marinos víctimas de aquel naufragio. Como consecuencia de esta
actuación la villa de Carnota luce desde entonces en su escudo el título de «Muy
Humanitaria»).
Durante la primera revuelta Irmandiña o «Fusquenlla» fue destruido el cas-
tillo de Peñafiel, que según todas las evidencias se hallaba en el pico Peñafiel,
también en el Monte Pindo, si bien actualmente solo se encuentran allí algunos
restos arqueológicos ya muy deteriorados, (escalones en las piedras, morosas...)
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