Page 164 - selim
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—¡Oh, Aixa!    Gracias a ti vamos a    poder curar
             a Semra.


             —Gracias    a  mí  es  mucho   decir...  -murmuró
             Aixa,  medio disgustada-.    Di  más  bien  gracias
             a ti, Selim.


             —Y a Zuffu -añadió rápidamente Selim-.         ¿Sa-
              bes  que  nos  hemos    hartado   de  trabajar  du-
              rante  las vacaciones?



              Le  contó  la  historia  de  Beek,  la  de  los  doce
              huevos  de  la  gallina  roja,  la  del  enjambre  per-
              dido y la del albaricoquero. Y también    la histo-
              ria de Rahmi,  que  había vaciado sus bolsillos y
              dejaría  comer   la  hierba" de   sus  montes    a
              Beek,  el  grano  de  sus  cosechas   a  los  doce
              pollos y se ocuparía de cuidar la colmena azul.


              —Por   supuesto,   sabíamos    que  todo  eso   no
              era  bastante  -concluyó   Selim-.   Cuando   ten-
              gamos   un  rebaño   de  cabras,   un  gallinero  y
              una  docena   de  enjambres    de  abejas,   quizá
              seamos   lo  bastante  ricos  para  pagar  cada  año
              el tratamiento de Semra.    Pero, mientras, sin ti
              no  hubiéramos   podido   ni  pensar  en  empezar.


              —¿Qué     vas  a  hacer  con  todo   ese  dinero?
              -preguntó Aixa-.   ¿Se lo darás a Mustafá?


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