Page 46 - selim
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La  mujer  meneaba    la  cabeza.  No  se  había  en-
              terado  mucho    de  todo  lo  que  Selim  había  di-
              cho.  Lo que sí  había  entendido era que el chi-
              quillo se sentía desgraciadísimo.


              —Vamos a ver...    Primero, dime quién es Yazi.
              ¿Tu conejo blanco? -le preguntó.


              Selim dijo que sí con la cabeza.


              —¿Y Semra?

              —Es    la  hija  de  Mustafá,  el  aguador.  No  oye
              nada,  ni  el  ruido  de  la  puerta  al  abrirse,  ni  el
              maullido del gato,   ni  las palabras que se le di-
              cen. Entonces, claro, tiene miedo...


              —Ya me    hago cargo -dijo la anciana.

              —Ni   siquiera  Salih  puede  hacer  nada  por  ella
              -continuó Selim.


              —¿Salih   es el  que escribe  esos papelitos que
              tú vendes?

              —Sí,   pero  ahora  me   doy  cuenta  de  que,  en
              realidad,  lo  que yo vendo   no  es  alegría.  Papá
              dice  que yo  alegro  los  corazones  de  la  gente
              y  él  saca  brillo  a  sus  zapatos...  Pero  no;  al
              cabo   de  un  rato,  los  zapatos  vuelven  a  estar


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