Page 47 - selim
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llenos de polvo, y mis clientes vuelven a te-
ner las mismas preocupaciones encima.
—No estoy de acuerdo contigo -dijo la ancia-
na con voz firme-. Los consejos de Salih pue-
den servir para mucho tiempo, no sólo en el
momento de leerlos. Yo misma estoy decidi-
da a volver a pensar en el mío cada día. Pero
me doy cuenta de que sientes pena porque
crees que nunca podrás hacer nada por esa
pequeña Semra.
La mujer le preguntó:
—¿Ha estado Semra en tratamiento médico
alguna vez?
—No lo sé. ¿Crees que Semra podrá oír al-
gún día?
—Yo conozco a un niño que nació sordo..., y
durante muchos años estuvo en tratamiento.
Ahora entiende perfectamente lo que se le
dice y puede hablar igual que tú.
—Pero entonces... -interrumpió Selim.
—Entonces..., resulta que el tratamiento de-
be de ser carísimo. Ya te lo he dicho, es una
cosa muy larga, de años..., y un aguador no
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