Page 89 - selim
P. 89
ños de su edad consiguieran el dinero sufi-
ciente para el tratamiento de Semra.
Desde lo alto del monte, los chicos divisaron
el rebaño. Efectivamente, era enorme. Ten-
dría, por lo menos, sus quinientas cabezas. Es-
taba formado por magníficas cabras blancas
de pelo largo, rizado y lanoso. Los animales
pastaban en un prado que bajaba por la ladera
hasta el lago. El viejo Ahmet se encontraba a
media altura de la ladera, para vigilarlas mejor.
Ni siquiera tenía un perro para ayudarle. Hay
muy pocos perros en Turquía y la mayoría de
los rebaños están guardados sólo por el pastor
o por el vaquero.
—Buenos días, Ahmet -dijo Zuffu, saludando
al anciano-. Éste es Selim y yo soy Zuffu.
Rahmi nos manda para que te ayudemos.
—¡Ah!, de modo que era verdad -dijo Ahmet.
Su cavernosa voz salía por debajo de los bi-
gotes grises que cruzaban su cara tostada
por el sol.
—Ya había oído hablar de vosotros al vaque-
ro, pero creí que eran cuentos suyos -conti-
nuó el viejo-. Rahmi no tiene los cordones de
95