Page 52 - El toque de Midas
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incluyendo el codiciado Mobil Five-Star Award. También es reconocido como el hotel número uno
  de Nueva York, pero poca gente conoce su historia, la cual resulta muy interesante porque es un
  ejemplo del enfoque puesto en acción. En algún momento mi oferta para comprar el edificio estuvo a

  punto de ser rechazada, y eso fue incluso mucho después de un prolongado y arduo proceso en el que
  traté de adquirirlo.
        El predio albergaba en ese entonces al edificio Gulf and Western/ Paramount. Era un edificio de
  oficinas que le pertenecía a General Electric. Cuando yo me quedé a cargo, en 1995, era una de las

  pocas torres altas en el West Side. Se construyó a principios de los sesenta, antes de que las leyes de
  zonificación prohibieran una construcción de esas dimensiones en aquella área.
        Yo sabía que el edificio tenía algunos problemas antes de comprarlo. Uno de los más notorios
  era  que  tendía  a  inclinarse  con  el  viento  y  a  flexionarse  en  la  parte  superior.  Ni  siquiera  se

  necesitaba de gran fuerza: con vientos de 25 kilómetros por hora, bastaba. En los días de clima más
  ventoso,  los  elevadores  dejaban  de  funcionar  y  la  gente  que  trabajaba  ahí  se  quejaba  de  que  el
  movimiento le causaba mareos. Es cierto que los edificios deben tener algo de flexibilidad, pero
  aquello era una locura. Además estaba lleno de asbesto, un material cancerígeno que, evidentemente,

  debía ser retirado. Como si eso no hubiera sido suficiente, la cortina exterior estaba fabricada con
  vidrio y aluminio baratos.
        En cuanto me enteré de que el edificio estaba a la venta, llamé de inmediato a Dale Frey, uno de
  los propietarios. Tal vez te preguntes por qué estaría yo interesado en comprar un edificio con fallas

  tan graves. La verdad es que me interesaba porque tenía techos muy altos y porque la estructura era
  clásica.  También  sabía  que  con  las  leyes  de  zonificación  vigentes,  si  llegaban  a  demolerlo,  sólo
  podría ser reconstruido con 19 pisos en lugar de los 52 que ya tenía.
        Muchos  otros  desarrolladores  también  mostraron  interés,  por  lo  que  solicité  una  reunión.

  También comencé a hacer una investigación para saber qué tanto podíamos salvar. Asigné a gente
  muy capacitada esa tarea, y se descubrió que sería posible fortalecer la estructura. Eso significaba
  que podríamos mantener intactos sus rasgos más atractivos, como los techos altos, tan apropiados
  para  edificios  residenciales.  Además,  su  ubicación,  a  la  derecha  de  Central  Park  en  Columbus

  Circle, lo hacía perfecto para venderse como edificio residencial de lujo.
        Obviamente nuestra investigación fue bastante completa y General Electric reaccionó bastante
  bien a todo lo que presenté. Por eso me sorprendió mucho que Dale Frey me llamara para avisarme
  que  el  edificio  sería  subastado.  Solicitaron  que  participaran  las  agencias  de  bienes  raíces  más

  importantes del país y, a pesar de la presentación tan minuciosa que yo había hecho, sólo me dijo
  que, si así lo deseaba, podía unirme al grupo de ofertantes. ¡Eso era como empezar otra vez de cero!
  Me  sentí  muy  molesto  y  desalentado,  ¿pero  cuáles  eran  mis  opciones?  Definitivamente,  seguía
  interesado, así que me tragué mi orgullo y me lance de lleno… una vez más. Tomé el tiempo que

  tenía  y  trabajé  en  una  presentación  tremendamente  pormenorizada,  y  con  una  investigación  muy
  minuciosa. Me aseguré de que cubriéramos cada pregunta y cada ángulo de forma extensiva. Si creía
  que ya nos habíamos esforzado, pues estaba equivocado. En esa ocasión trabajamos exhaustivamente,
  y mucho más. Tomamos en cuenta la rentabilidad de la propiedad y muchísimos otros detalles como

  el de las placas de asbesto, ¿recuerdas? Pues ése, en particular, requeriría una solución muy costosa.
        A pesar de que sabía que al principio causaría una buena impresión, no quise confiarme en la
  buena  voluntad  de  nadie.  Cuando  Robert  habla  de  combate  y  de  aquellos  soldados  que  siempre
  vuelven  por  más,  me  identifico  muy  bien  con  el  ejemplo. Yo  volví  por  más  y  lo  hice  con  gran
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