Page 47 - El toque de Midas
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y la actividad empresarial.
        Una  vez  enfocado  en  los  objetivos  de  tu  vida,  necesitas  elegir  bien  a  tus  instructores  para
  asegurarte de que están calificados para enseñarte lo que quieres aprender. Deben haber estado en el

  lugar  al  que  tú  quieres  ir,  y  haber  sobrevivido  para  contar  su  experiencia.  Actualmente  en  mi
  empresa,  la  Compañía  Padre  rico,  nos  aseguramos  de  que  nuestros  instructores,  entrenadores  y
  mentores  tengan  éxito  en  el  mundo  real  de  los  negocios.  Todos  ellos  han  tenido  la  experiencia
  adecuada y continúan viviéndola.



  Una última reflexión

  Convertirme en piloto de un helicóptero artillado me enseñó a enfocarme, a ir más allá de mis dudas,
  miedos  y  limitaciones.  La  lección  que  aprendí  en  combate,  es  la  misma  que  ahora  aplico  como
  empresario.  No  quiero  decir  que  no  tenga  miedo  porque,  definitivamente,  temo  como  todos  los
  demás,  sin  embargo,  debes  recordar  que  tener  valor  no  significa  carecer  de  miedo.  Valor  es  la

  capacidad  de  actuar  con  eficacia a  pesar  del  temor.  El  valor  es  un  poder  espiritual  que  todos
  poseemos.  Es  el  poder  que  ejercemos  sobre  los  miedos  que  limitan  nuestras  vidas.  El  enfoque,
  combinado con el valor, nos permite llegar a ser más de lo que somos, lograr lo que nos proponemos
  y, en ese proceso, convertirnos en quienes deseamos llegar a ser.

        Francamente, yo no conozco a muchos graduados de programas de maestría en negocios que
  hayan  llegado  a  ser  grandes  empresarios.  Donald  es  la  excepción.  Sucede  que  la  mayoría  de  los
  egresados  se  enfoca  en  conseguir  un  empleo  que  brinde  seguridad  y,  por  eso,  muchos  solicitan
  trabajo  en  corporaciones  enormes  y  se  fijan  como  meta  llegar  a  ser  directores  ejecutivos  o

  financieros.  Claro  que,  si  ése  siempre  fue  su  objetivo,  entonces  haber  estudiado  una  maestría  en
  negocios fue lo mejor.
        Tal vez ya estás al tanto de que, la gran mayoría de los empresarios más connotados, no tiene
  maestría en negocios y, muchos, ni siquiera se graduaron de la universidad. Algunos de ellos son Bill

  Gates, fundador de Microsoft; Steve Jobs, fundador de Apple, Thomas Edison, fundador de General
  Electric; Richard Branson, fundador de Virgin; y Walt Disney, fundador de los estudios Disney y de
  Disneylandia.
        En la actualidad, muchas universidades cuentan con programas empresariales, pero muy pocas

  personas abandonan la escuela de negocios y se convierten en empresarios como Donald Trump. Eso
  sucede porque  la  mayoría  de  los  maestros  de  las  universidades  son  como  mis  instructores  de
  Pensacola,  quienes  entrenan  a  los  futuros  pilotos  de  aerolíneas  que  volarán  para  grandes
  corporaciones como United Airlines o British Airways.

        Los instructores de Camp Pendleton llevaban a los pilotos imberbes más allá del vuelo. Nos
  conducían  hasta  la  batalla  y  nos  preparaban  para  los  ambientes  más  hostiles  del  mundo.  En  mi
  opinión, muchos de los programas para empresarios que tienen las universidades, son incompletos
  porque,  de  cierta  forma,  las  escuelas  contratan  a  “conductores  de  autobuses”  para  que  traten  de

  enseñarles a los estudiantes a ser “pilotos de combate”. Ambos saben como “volar”, pero sólo uno
  de ellos tiene el tipo de enfoque que se requiere para entrenar a empresarios con el toque de Midas.



  El poder del enfoque implacable

  Donald Trump
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