Page 102 - Luna de Plutón
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                                 LOS QUE SON COMO KNAACH





       —Tepemkau sabía que te iba a poner contento conocer a los que son como tú, así
  pueden  hablar  de  cosas  de  bichos  peludos  entre  bichos  peludos  —dijo  Tepemkau,

  haciéndole señas a Knaach para que lo siguiera.

       —Pero  antes  es  mejor  que  se  arregle  un  poco  —repuso  Pisis—.  Se  pueden

  molestar si lo ven así.
       —¿Molestar? ¿Por qué se van a molestar si me ven «así»?

       —¡Ufa! ¿Es que no conoces a los que son como tú? ¡Qué lío se va a armar si no te

  presentas como debe ser!
       Hathor hacía gestos afirmativos con la cabeza, poniendo cara de entendimiento.

       —¿Y qué tengo que hacer para… estar listo para verlos?

       —Pues  yo  diría  que  primero  un  baño,  y  luego  peinarte  la  melena,  y  después

  lavarte las patas, y quitarte las lagañas, y cepillarte los dientes.
       —Y sobre todo hacer como si fueras el jefe y nosotros tus esclavos. Eso les hará

  sospechar menos ¿sabes? Porque van a hacer muchas preguntas.

       Toda la pesadumbre de Knaach se había convertido en una eufórica alegría que

  apenas podía disimular, sus pelos se erizaban.
       A  menos  que  los  elfos  se  equivocaran,  estaban  hablando  de  presentarle  a  otros

  leones. Y sería primera vez en su vida que hablara con otro como él. No se permitió

  siquiera sentirse tonto al temer que todo fuera solo un sueño.
       —No entiendo qué me quieren decir, pero lo que sea, hagámoslo rápido, ¿dónde

  están ellos?

       —Están en el pueblo —contestó Hathor, señalando con el dedo a unas colinas, de
  donde salía una delgada humareda negra.

       —Tepemkau piensa que deberíamos prestarle nuestra ducha al bicho.

       —¡Ok! —acordó Pisis—. ¡Vamos a la ducha!
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