Page 99 - Luna de Plutón
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La niña desapareció violentamente entre una tormenta de pasto y barro, levantada
por los tétricos apéndices de la máquina.
Hathor y Tepemkau empezaron a reír histéricamente.
El león, pensando que todavía seguía durmiendo, se volteó furioso a verlos,
incrédulo, lanzándoles improperios, con su voz perdida por el potente rugido de la
máquina, que ahora se acercaba en dirección a ellos, con las enormes púas rasurando
el aire.
Cuando retrocedió unos pasos, inseguro de si podía salvar a aquellos chicos que,
por lo visto, no planeaban moverse de donde estaban, giró la cabeza para ver a una
pequeña figura que se subía como si fuese un mono a través de las ramas de un árbol,
por las púas, tomándolas de la base y zarandeándose de un lado a otro, con las piernas
colgando, ascendiendo solo con la fuerza de sus delgados brazos. Pisis se estaba
subiendo con habilidad, manchada por completo de barro, con los cabellos sueltos y
ganando la batalla a la velocidad con que la rueda se movía en contra de su dirección.
—¡Papá Panék! —gritó, saltando de cabeza a la cabina.
La elfa cayó en las piernas de un tipo muy grande, vestido con pantalones sucios y
camisa de cuadros, y que tenía el mismo rasgo que sus hijos, con ojos amarillos y