Page 94 - Luna de Plutón
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Las muelas de la ogro rechinaron y entre sus dientes se escapó un gruñido
profundo, asfixiado, mientras sus codos crujían y sus antebrazos se levantaban como
un artefacto mecánico, muy lentamente, su cuerpo se hacía cada vez más voluminoso
bajo la mole. Los guardias que había salido por el auditorio veían la escena desde
arriba, como si el cadáver de Gargajo levitara. Mojo Bond llevaba los lentes
descolocados, atónito. El techo se derrumbaba lentamente sobre ellos y la alarma
general seguía restallando. Claudia extendió sus brazos, delirando. Se puso firme, con
la frente en alto, como una reina. Sus ojos blancos eran iguales que su cara, que solo
mostraban indiferencia inocua, al borde de la inconsciencia, con la boca entreabierta,
llevando sobre sus dos manos al emperador.
—Lo ha levantado, por dios, lo ha levantado —masculló un guardia, aferrado con
todas sus fuerzas a la alfombra.
La ogro abrió la boca, gritando ferozmente, columpiando sus brazos y su cuerpo.
—¡Mierda! ¡Lo va a arrojar! ¡Lo va a arrojar contra nosotros! ¡CORRAN!
Los hombres se precipitaron de vuelta a las puertas, los soldados de velo negro se
pusieron rápidamente de pie en silencio, retrocediendo. Claudia no lanzó el cuerpo,
jamás habría podido. Simplemente lo dejó caer y este se deslizó al borde de la mesa.
La niña cayó primero de rodillas y luego de cuerpo completo, desmayada. Aquel
último y más aparatoso retumbo del cuerpo del emperador hizo que el cuerpo de
Knaach cayera hacia atrás, como si una enorme masa sólida se hubiese estrellado
contra la pared. El león no pudo sujetarse de nada y rodó de vuelta por el largo
corredor que recorría toda la nave.
El suelo se inclinaba hacia arriba.
—¡CLAUDIA, CLAUDIA!
Se aferró en vilo del borde de una puerta, sus patas traseras rascaban la pared
enloquecidamente. Apartó sus pezuñas del medio y se dio cuenta de que había
arañado la A del letrero Área de Cápsulas de Escape. Sintió los retumbos de algo
grande que caía en picada: era la estatua del león, golpeando las paredes, la escultura
de su antepasado que ahora amenazaba con arrasarlo. Knaach decidió arrojarse en
clavado dentro de la sala del Área de Cápsulas de Escape.
Sorprendentemente, todas estaban ahí: eran pequeñas y ovaladas, cada una podía