Page 129 - Luna de Plutón
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y,  ahora  lo  pongo  a  manos  de  ustedes,  así  como  cualquier  información  que

  posiblemente puedan necesitar.
       El juez elfo, que escuchaba las palabras con talante serio, y aquellos ojos helados

  que parecían cortar el aire, juntó las manos y meditó las palabras que acababa de oír.

       —¿Va a levantar cargos individuales contra Metallus del Titanium?

       Osmehel  Cadamaren  giró  la  cabeza  a  la  derecha  para  observar  al  rey  sobre  su
  hombro, y luego a la izquierda, para ver a Claudia.

       —No  —contestó  al  fin—,  su  Señoría,  he  perdido  mi  nave  más  preciada,  la

  Herschel Magnatino, debido a una abominable acción terrorista. Pero lo más valioso, y

  lo que el señor Titanium no podrá devolverme, es la gente a bordo que perdió la vida,
  aun cuando es eso todo lo que yo quisiera, y no remuneración económica de su parte.

  Por ello, lo único que hago es dejarlo en manos de la Hermandad Federal, que es la

  que se encarga de juzgarlo por aquello que en verdad considero importante.
       Luego de un respetuoso silencio que duró pocos segundos, el juez elfo habló.

       —Puede retirarse entonces, señor Cadamaren.

       El hombre se dio media vuelta y caminó lentamente. Sus ojos, que parecían estar
  encapsulados  en  un  liquen  claro  que  los  hacía  ver  secos,  se  cruzaron  con  los  de

  Claudia por unos segundos.

       El juez que estaba sentado a la derecha del elfo, un vampiro de rasgos delicados y

  rectos, también joven, se puso de pie, y anunció en voz alta:
       —El  máximo  juez  Raah  procederá  ahora  a  interrogar  a  una  nueva  testigo

  involucrada en los hechos acaecidos en la madrugada del día 43 del mes 8 (fecha de

  Plutón). Presunta sospechosa de asesinato y cómplice de terrorismo.

       El juez se sentó, revolvió algunas cosas en su escritorio que no se alcanzaban a
  ver, al igual que el resto de los jueces; menos Raah, el elfo, quien veía a Claudia con

  desprecio. Pasados varios segundos, cuando hubo un completo silencio, el juez habló,

  su voz se dejaba escuchar por todo el coliseo, con cierto efecto de eco.
       —Diga su nombre completo.

       A pesar de ser la hija del máximo regente de una nación que gobernaba sin peros a

  una luna completa, Claudia siempre había sido una niña sencilla, fue por ello que le

  costó concebir que aquel hombre, desde aquel lugar tan importante y alto, le estaba
  hablando a ella.

       —Claudia Nefertitis Vön Sugus del Titanium.

       Los jueces volvieron a revolver el papeleo de sus escritorios, como si estuviesen

  confirmando que se trataba, en efecto, de la hija de Metallus.
       —¿Estuvo usted en la nave Herschel Magnatino hace seis días?
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