Page 131 - Luna de Plutón
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Gargajo, así que no hace falta que mienta más —espetó otro, con voz seca.

       —Y no he mentido —contestó la niña, levantando los puños—. Yo quise asumir
  por  mi  propia  cuenta  la  responsabilidad  de  dejar  tuerto  a  Gargajo  porque  no  había

  nadie  más  que  lo  hiciera,  yo  sí  subí  a  esa  nave  espacial,  pero  no  maté  a  Gargajo.

  ¡Supongo  que  ustedes  también,  como  jueces,  deben  tener  mucha  capacidad  de

  raciocinio! ¿Acaso les parece que soy capaz de matar a alguien que los habría podido
  ver a ustedes cara a cara allá arriba, desde donde están? ¿Acaso saben cómo era él, en

  primer lugar?

       —No se necesita ser muy fuerte para instalar una bomba, pequeña arpía —siseó el

  vampiro, entrecerrando los ojos—. Una bomba que abrió un boquete en el espacio y
  ocasionó  que  un  área  entera  de  la  Herschel  Magnatino  colapsara.  Suena  como  algo

  que  una  niña  también  podría  hacer,  mientras  el  espía  se  encargaba  de  distraer  a

  Gargajo.
       —¿Espía?

       —Kannongorff —le recordó Raah—. Tu padre también nos ha hablado de él.

       —Mi padre no sabe que el agente especial Kannongorff murió en el tren aéreo de
  Plutón. ¡Las autoridades lo encontraron muerto y mucha gente debió haberlo visto!

  ¡ES ALGO QUE PUEDE PROBARSE!

       La sala entera quedó sumida en un silencio espectral.

       Calizo Popsttone, quien estaba de pie pocos metros detrás de su rey, miraba con
  interés  a  Claudia.  Metallus  también  observó  a  su  hija,  con  la  boca  semiabierta,

  impresionado.  Sus  ojos  parecían  los  de  un  animal  que  había  estado  enjaulado  por

  demasiado  tiempo.  Raah,  sin  embargo,  no  se  había  inmutado,  el  elfo  seguía

  observando a la niña con la misma parsimonia. Giró la cabeza para ver al juez oriundo
  de  Plutón.  Apoyó  su  mano  al  borde  del  panel  para  inclinarse  y  hablar  con  él,  que

  estaba  sentado  pocos  metros  más  abajo.  Cambiaron  palabras  por  un  rato  y,  poco

  después, el juez plutoniano se puso de pie y se retiró por un puente tras su estrado.
       Los demás jueces, desde luego, dictaban cosas en ordenadores holográficos.













       —Acabamos de iniciar una investigación —concedió el elfo—. Mientras tanto, y
  como puede suscitarse información estrictamente confidencial durante el juicio, todas

  las  personas,  a  excepción  de  Metallus  Titanium  y  Claudia  Nefertitis  Vön  Sugus  del
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