Page 151 - Luna de Plutón
P. 151
al león fijamente, continuó—. A veces puedo escuchar a la gente desde aquí.
—¿A qué te refieres?
—La gente del pueblo, si alzan la voz, o hablan en grupos grandes, los puedo
escuchar desde mi cama.
El león abrió el hocico, abismado.
—¿Tus hermanos lo saben?
—Solo mi padre.
Knaach se sentía agradecido con Hathor por confiarle un secreto, y ese era el
sentimiento cálido más poderoso que lo embargaba, más aún que estar sorprendido
por la naturaleza increíble de lo que le contaba. Por otro lado, no quiso pensar en el
hecho de que Panék no era su padre real, que Hathor era un chico huérfano, porque le
parecía algo que podía arruinar el único momento feliz de un día fatal.
—Me parece increíble, eso te da una ventaja magnífica.
—No sé —contestó el niño, después de girar los ojos y apretar los labios,
pareciendo, por segundos, mucho mayor, más sabio e inteligente de lo que su edad lo
hacía ver—, porque a veces deseo estar solo, y así nunca puedo estarlo, ni siquiera
aguantando la respiración debajo del agua… No puedo estar solo nunca.
Knaach lo miraba sin parpadear.
—Papá Panék me ha enseñado técnicas de meditación para aislar mi cabeza, me
han servido mucho, y con eso duermo bien.
—Supongo que puedes escuchar hasta los latidos de mi corazón.
El niño asintió.
Hubo un minuto de silencio en donde los dos se quedaron pensativos.
—Oye, Hathor…
El chico levantó la mirada.
—¿Tu papá está enojado conmigo?
—Algo… Pero no te preocupes, no te odia.
El rostro de Knaach mostró un gesto de alivio. Después sobrevino otro minuto de
silencio.
—¿Sabes? Él no es mi padre, aunque lo quiero como a uno.
—¿Qué? —preguntó el león de una forma mecánica, mientras sentía una puntada
en el corazón—. ¿Lo sabías?
—Sí.
—Lo siento…
—¿Por qué lo sientes?
—Bueno, es algo que a muchas personas de distintas razas o especies no les