Page 182 - Luna de Plutón
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nosotros,  verdad?  Desplacémonos  cuidadosamente,  no  queremos  despertar  su

  sospecha. Preparen las turbinas de la nave, vamos a ponernos en su misma posición.
       —Sí, señor.













       Las compuertas del turbo-ascensor se abrieron en par, y de ella emergió Kann, que
  caminó con paso apresurado, atento a la pantalla principal.

       —Llega tarde, segundo oficial.

       —Perdona, Panék. ¿Avistaron la nave de Metallus?

       Hubo  un  silencio  general  en  la  cabina,  los  otros  elfos  temían  decir  ese  nombre
  frente a Panék.

       —Sí —contestó este, con seriedad.

       —Shah, las turbinas de la nave se están preparando, mientras tanto, empezamos a
  desplazarnos…

       A Knaach lo sobrecogió un vértigo que le vació el alma, mezclado con su estado

  anímico, lo hacía sentirse verdaderamente enfermo, por un momento creyó que todo
  alrededor del bar se iba a caer, la nave estaba empezando a desplazarse. Hathor, quien

  puso  sus  brazos  sobre  los  hombros  del  león,  veía  hacia  los  enormes  ventanales;  la

  mirada del chico era tan estoica como seria, no parecía tener miedo en lo más mínimo.

       —¿Qué pasa?
       —Avistaron  la  nave  de  los  ogros  —contestó  el  chico,  como  si  estuviera

  hipnotizado—. Vamos a entrar en combate en cualquier momento.

       El león sintió un enardeciente ardor alrededor de su cabeza. En ese momento, una

  joven elfa apareció por la compuerta.












       —¡Vengan  aquí  ahora!  —les  ordenó,  nerviosa—.  ¡No  pueden  estar  aquí!  Oh,
  santo dios, ¡y llamen a alguien para que recoja a esos dos leones del suelo!

       —¡Orden  cumplida,  Shah!  La  Anubis  se  ha  desplazado  de  lado  hacia  el  este,

  estamos exactamente en el mismo punto que se halla la Tungstenio a 5150 kilómetros
  del otro lado de la luna.
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