Page 183 - Luna de Plutón
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Kann observaba fijamente a través del océano de nubes que se abría frente a La
Anubis, rodeado por la capa naranja de la estratosfera de Titán. Allá, a una distancia
en que nadie podía distinguirla, se hallaba la nave de los ogros.
—¿Estás preparado, anciano?
—Si tú lo estás, yo lo estoy, Panék.
El Shah estiró el brazo al frente, con el puño apretado.
—¡A toda máquina, hacia el frente!
La Anubis se bañó de una luz dorada, como un aura. Sus turbinas centellearon
como soles fugaces que abrasan al universo y, trazaron una larga línea de lava en el
cielo de Titán, partiendo en dos todas las nubes en una delgada raya y cambiando el
curso de los nimbos y cúmulos con su solo poder, surcando el hemisferio de la luna
en un pestañeo. El enorme plato que era la Tungstenio, moderadamente más grande
que la nave élfica, estaba flotando al ras de la atmósfera. Parecía una entidad
fantasmal, lúgubre, recubierta por tentáculos neblinosos.
La Anubis se detuvo a poco menos de un kilómetro, recubierta de fuego y lava,
como un fénix.