Page 184 - Luna de Plutón
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Un  gigantesco  puño  golpeó  el  panel  donde  se  hallaba  un  botón  rojo.  Un  coro

  ruidoso de alarmas se disparó.

       —¡Los elfos ya están aquí!
       —¡Mierda!

       La multitud de ogros vestidos con armaduras empezaron a descender abrazados de

  un tubo; las compuertas se abrían por doquier y de ellas salían soldados a todas prisas,
  en dirección a los silos.

       Metallus del Titanium, con su imponente armadura azul y blanca, la cual llevaba

  tallada la cabeza de un dragón en el pecho, entró a través de la compuerta. La vista

  panorámica de la pantalla principal de la cabina mostraba cómo el ave de presa de los
  elfos se acercaba ahora lentamente, como una llama voraz.

       —Su excelencia, los elfos, ya…

       —¡¡Lo sé, lo sé!! ¡¡Levanten los escudos de inmediato, ordénele al personal que

  se prepare para el combate!! ¡¡Prepárense ya!!
       El anciano Rockengard, con una barba larga, espesa y blanca, como la de Merlín,

  y quien estaba parado en la parte oscura de la cabina, con las manos sujetas tras la

  espalda, observaba a La Anubis con toda atención.
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