Page 189 - Luna de Plutón
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contra el mentón de la nave élfica.

       Panék dio un respingo, que lo obligó a sujetarse con todas sus fuerzas. Un elfo
  cayó  de  su  silla,  la  pantalla  frente  al  estratega  Degauss  vomitó  chispas,  y  por

  momentos los cimientos de la nave temblaron.

       —¿Qué diablos fue eso?

       —Un torpedo, Shah. Los ogros nos dispararon un torpedo.
       —¿Cuál es el estatus de daños?

       —Nos enfrentamos con cantidad de cortocircuitos —gritó una elfa que atendía la

  Fuente de Poder— pero los escudos lo han resistido bien, los daños en el casco son

  mínimos.
       Degauss se levantó de su silla, una pluma que tenía anudada del brazo se agitó

  suavemente. Se inclinó sobre un radar que mostraba la posición de la Tungstenio, sus

  dedos largos y delgados tecleaban con rapidez sobre la computadora holográfica, sus
  ojos verdes se movían de un lado a otro.

       —¡Shah, la Tungstenio disparó otro torpedo! ¡Sujétense!

       —¡Por un demonio! ¡SUJÉTENSE!
       Los cristales que recubrían al turbo ascensor estallaron, las bases que sujetaban al

  aparato fallaron y este se desplomó contra el piso inferior. Un elfo chilló de dolor.

       En la Sala de Máquinas, ante la imposibilidad de sujetarse a ningún lugar, tuvieron

  que echarse todos al piso; en el bar toda la cristalería se hizo añicos, un guardia de
  seguridad cayó gritando cuando el suelo debajo de él, que era una plancha de hierro,

  se  desprendió.  Todos  los  pasillos  de  platino  quedaron  a  oscuras.  Hathor  abrazó  a

  Knaach, quien veía de un lado a otro, sin comprender qué pasaba. Un incisivo pitido

  aulló en la cabina, Panék caminó hasta una artesa que mostraba un mapa holográfico
  de la nave y presionó un botón.

       —¡Sala de Máquinas llamando al Shah! ¡Sala de Máquinas llamando al Shah!

       —Habla el Shah, ¿qué pasa?
       —¡La turbina B ha fallado, Shah, contamos apenas con la mitad de la velocidad

  que teníamos antes; el impacto ha tirado los sistemas!

       —Arréglelo  cuanto  antes,  oficial.  Corto  —presionó  el  mismo  botón  y  luego

  hundió su dedo en otro—. Panék llamando a la Estación de Defensa.
       —Adelante  Defensa,  Shah  —le  contestó  una  voz  grave,  con  una  nube  de

  interferencia.

       —Necesito que pasen el sistema de láseres a modo manual.

       —Está bien.
       Degauss se sentó en la silla, observando el radar.
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