Page 193 - Luna de Plutón
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Hermoso gritó histérico, pataleando.
—Deben venir conmigo y cuidar de los niños —les explicó el guardia, con muy
poca convicción en sus propias palabras—. No hay tiempo que perder.
Ambos leones se pusieron en marcha, temblando.
Pisis estaba abrazada a un oso de peluche, mientras que su hermano, Tepemkau,
se hallaba en cuclillas al lado de ella, abrazando sus rodillas, con los ojos bien
abiertos. Ambos niños, haciendo uso de su formidable fuerza y su agudo intelecto
élfico, decidieron tirar la litera de medio lado, para evitar que otra sacudida ocasionara
que esta cayera sobre ellos, o les lastimara una pierna.
Knaach y Hathor se hallaban corriendo por un pasillo, su única iluminación eran
las luces cisterna que parpadeaban en un rojo-amarillo. Una de las escotillas se abrió,
dejando escapar un nubarrón de vapor caliente, y de él, emergiendo como si el humo
lo abrazase alrededor del cuerpo, un elfo vestido con un uniforme rojo.
—¿Qué hacen ustedes aquí? —los reprendió, jadeando—. ¡Pónganse a resguardo
de inmediato!
—Eso tratamos, pero hemos estado perdidos entre pasillos por más de diez
minutos, ¡esto es un laberinto!
—Sigan derecho y giren a mano izquierda a la primera salida. Al fondo
encontrarán los armarios de contención, pueden esconderse ahí, y por dios,
¡apresúrense!