Page 196 - Luna de Plutón
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—Sí, señor.

       —¡Conéctelo a los escudos! ¡Quiero que conviertan al escudo en un campo de
  anti-gravedad!

       —¿Campo  de  anti-gravedad?  —musitó  el  copiloto,  dejándose  caer  sobre  el

  respaldo de su asiento y ajustándose la gorra.

       —El campo anti-gravedad es lo que permite que pueda haber vida en una nave
  espacial —respondió la elfa, observando a Panék con atención.

       —Maldita sea, no entiendo nada, ¡no soy un ingeniero espacial!

       —Míralo como una burbuja. Nuestra nave está recubierta por una burbuja: dentro

  de  esa  burbuja  existe  oxígeno  y  todos  los  componentes  químicos  para  sustentar  la
  vida. Dicha burbuja es la anti-gravedad. Es básicamente el liquen que crea un espacio

  cerrado con componentes distintos a los del universo, el cual es una gran nada.

       —¿Como la atmósfera?
       —Sí, exacto.

       Degauss colocó una mano sobre el brazo de Panék.

       —¿Qué quieres hacer?
       —¡Apresúrese! —gritó el Shah a través del micrófono—. ¡No queda tiempo!

       —Señor,  eso  puede  causar  daños  dentro  de  la  nave,  la  tripulación  no  está

  prevenida de lo que piensa hacer, si es lo que creo que piensa —respondió la voz a

  través de un ventarrón eléctrico.
       —¡EL DAÑO QUE CAUSARÍA OTRO TORPEDO SERÍA DEFINITIVO!

       En la Sala de Ingeniería, un oficial de bata blanca, ayudado por otros dos elfos,

  bajaron una enorme palanca, cancelando así el escudo que protegía a La Anubis. Un

  elfo mezclaba los componentes del escudo de la nave con el del campo de fuerza. Lo
  hacía con las manos temblorosas.

       —¡Listo,  señor!  —gritó,  al  Jefe  de  Ingenieros,  poniendo  su  mano  sobre  una

  palanca más pequeña.
       —¡Que Los Antiguos nos protejan! ¡Adelante!

       El escudo de energía volvió a unificarse alrededor de La Anubis. Sin embargo, en

  vez de ser sólido y azul, parecía recubierto de un vaho verde, como si la nave tuviera

  una  atmósfera:  tal  cual  un  planetoide.  Al  recibir  oxígeno,  el  magnetismo  de  las
  turbinas  se  alteró  y  recubrió  toda  la  nave  en  llamas,  y  como  donde  hay  fuego  hay

  oxígeno, y donde hay oxígeno hay gravedad, La Anubis se fue en picada dentro del

  mismísimo espacio.

       La Tungstenio disparó los tres misiles al mismo tiempo, uno rozó contra su presa,
  creando una columna de fuego, los otros dos pasaron de largo. La Tungstenio, que
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