Page 199 - Luna de Plutón
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Las entrañas del Área de Motores, un amasijo de tubos y cables, se rompieron como si
fuesen ligamentos de piel, y empezaron a ondular por el aire como tentáculos vivos,
algunos chorreando ácido, otros vapor. Un elfo murió a causa de un fluido venenoso
que le cubrió la cabeza, y otro, que no pudo escapar a tiempo por la compuerta,
falleció aplastado.
La Bahía de Torpedos había quedado sellada, los soldados no podían escapar. Los
elfos permanecían apilados alrededor de la puerta flotando en el aire, desesperados,
con sus largos cabellos dorados agitándose como fuego. El horror quedó reflejado en
la cara del Artillero Jefe cuando los proyectiles comenzaron a descolocarse de sus
barreras para rodar por el suelo. Degauss estaba aferrado al suelo, sus piernas
flotaban. Panék estaba pegado a su asiento, veía hacia el techo, de su cuello brotaban
venas palpitantes, sus colmillos parecían los de un predador. Estiró una mano
temblorosa y nervuda hacia el frente y oprimió el botón de emergencia: Alto Total.
Al hacerlo, el sonido que se produjo en su cuello fue como el de un escarabajo al
ser aplastado. La elfa cayó sobre un panel de computadoras como un costal, de estas
salieron despedidas chispas. Del techo se dispararon varios escapes de gas. Todo
quedó en silencio por más de un minuto.
El Shah trató de arrodillarse en el piso. Poco a poco, como el despertar de los
actores en una obra, los cuerpos empezaron a moverse.
—Quiero saber… Cuántos murieron.
El copiloto se arrastró a duras penas por el suelo y se ayudó de una silla para
ponerse de rodillas y hablar por el comunicador que estaba conectado directamente a
la Computadora Neural de La Anubis.
—Queremos un reporte de pérdidas —gimió—. Cuanto antes.
El monitor se quedó en negro, con una larga, delgada línea surcando la pantalla.
Degauss se llevó la mano a la cara y se extrajo un cristal hundido en la carne. La
sangre corrió hasta lamer su cuello.
—Treinta y dos muertos —contestó la fría mecánica electrónica.
La nave de los elfos parecía un fantasma flotando en el vacío de la nada, a
oscuras.
Panék estaba de rodillas con la frente pegada al suelo, temblando.