Page 310 - Luna de Plutón
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Claudia se adelantó, y colocó un dedo sobre su polo.
—Nunca pensé que la vería tan de cerca… —dijo, a la vez que todos los
monitores empezaron a reflejar la cara de la niña—. Me parece que te ha estado
buscando todo el tiempo…
El chico se colocó varios pasos detrás de Claudia. DIO, lentamente, rodeó a la
ogro, hasta colocarse al lado de Hathor.
—Me temo que ahora te va a seguir a todos lados…
Hathor, visiblemente nervioso, colocaba cuidadosamente sus manos alrededor de
la esfera y la empujaba, pero esta no tardaba en volver a su misma posición,
manteniéndose exactamente a la misma distancia.
—Cielos, va a estar contigo cuando comas, cuando duermas, ¡incluso cuando te
bañes! ¿Y cuando tengas tu primera cita, qué? ¡Qué pesado!
—Por favor —suplicó el chico a la esfera—, ve a ver alguna otra cosa…
DIO solo respondió dejando en negro todos sus monitores.
—Oye, si quieres la golpeo… —ofreció Claudia.
El chico se encogió de hombros, viendo al suelo por varios segundos, frunciendo
el ceño, pensativo.
—Lo peor es que las pilas no se le van a acabar nunca… —concluyó la ogro—.
¿No tendrá algún botoncito de off por algún lado?
—Pues no, no creo —contestó Knaach, olisqueándola con suavidad—. Hathor,
¿sabes si puedes darle una orden mental para que se apague?
El chico levantó la cabeza lentamente y observó a la esfera por varios segundos.
Al contrario de la sugerencia de su amigo, al chico, con ojos brillantes, se le ocurrió
otra idea.
—DIO… Muéstrame qué está haciendo ahora la Parca Imperial.
La orden de su amo fue inmediata y la esfera obedeció al instante. Todas las
pantallas reflejaron imágenes de la luna Elara, envuelta en una masa espesa de fuego,
con pedazos de tierra enmarcadas al rojo vivo, parecidos a continentes,
resquebrajándose alrededor, mostrando el interior sangriento y caliente del satélite,
que vomitaba mares de lava sobre su superficie herida, en dirección a Júpiter.
Claudia apenas consiguió contener un grito, llevándose las manos a la boca.